Philosophica
Enciclopedia filosófica  on line

VERSIÓN DE ARCHIVO 2012


Viktor Frankl

Autor: Felipe Miramontes

1. Biografía

Soy del tiempo y de la ciudad de Freud, pero no pienso como él.

Viktor Frankl

Viktor Emil Frankl (médico, psiquiatra, neurólogo, filósofo, escritor, alpinista, dibujante hábil, dramaturgo de una sola obra) nació en Viena el 26 de marzo de 1905 en el seno de una familia judía practicante. Desde los tres años expresó su deseo de ser médico. También a muy temprana edad mostró una inclinación particular por la reflexión filosófica, ante lo cual fue llamado por algunos «el pensador», e incluso «señor filósofo».

Un tema recurrente en él desde sus años escolares fue la pregunta por el sentido de la vida, que por lo demás ha sido una de las preguntas que se ha planteado la humanidad desde lo más antiguo de la historia, con lo cual podemos ver la importancia elemental de dicho cuestionamiento. A los 16 años Frankl impartía conferencias y compartía sus reflexiones al respecto.

Adolescente aún, solía allegarse al Prater, un famoso parque de Viena, junto con sus compañeros de escuela, con quienes entablaba discusiones sobre temas que le apasionaban —como la filosofía, la psicología aplicada y la experimental, el psicoanálisis, etc.—. Asimismo leía sobre estos temas y acudía a conferencias, charlas y clases nocturnas de psicología en la escuela para adultos, por lo que podemos suponer que este periodo es el antecedente primigenio de su deseo por encontrar las relaciones entre psicología y filosofía.

Por aquellos años (1921-22), Frankl comenzó a tener comunicación epistolar con Sigmund Freud, quien decidió publicar en la Revista Internacional de Psicoanálisis en 1924 un artículo enviado por el joven estudiante. Un año después, tras el desencanto por lo que él consideraba la estrechez y los reduccionismos del psicoanálisis, Frankl traslado sus intereses a la otra opción terapéutica de que podía echar mano: la psicología individual de Alfred Adler, con quien se formó como psicólogo individual, obteniendo su certificado a los 21 años. En esta escuela terapéutica Frankl se sintió más a gusto y comenzó a desarrollar su pensamiento, el cual incluía, ahora de manera explícita, la reflexión entre psicoterapia y filosofía. Un antecedente de esto se puede encontrar en el artículo publicado por la Revista Internacional de Psicología Individual en 1925 [Frankl 2007].

En el seno del grupo adleriano, Frankl conoció a los médicos Rudolf Allers y Oswald Schwarz, a la postre sus maestros y amigos, quienes tuvieron una influencia decisiva en su formación médica, experimental, psicoterapéutica y, muy importante de resaltar aquí, filosófica. Allers fue un reputado filósofo escolástico, fenomenólogo y, a decir de algunos, precursor legítimo de lo que hoy conocemos como análisis existencial; Schwarz era reconocido por sus conocimientos de urología y filosofía existencial, iniciador de la medicina psicosomática.

Debido a diferencias irreconciliables en la perspectiva antropológica, ese mismo año, Allers y Schwarz se separan de Adler, poco tiempo después lo haría el propio Frankl. A partir de entonces comienza a desarrollarse la que posteriormente será reconocida como la Tercera Escuela Vienesa de Psicoterapia: el análisis existencial y la logoterapia. (La primera escuela era la psicoanalítica y la segunda la de la psicología del individuo) [Miramontes 2010].

A más de lo que pudo aprender directamente de la perspectiva filosófica de estos maestros, en el año de 1927 Frankl entró en contacto con el pensamiento de un filósofo que es fundamental para comprender el análisis existencial y la logoterapia frankliana: Max Scheler, a quien reconoce como «mi gran maestro (…) fue entre todos el que más influyó en mí» [Frankl 2001a: 64]. De cualquier manera, el encuentro con el filósofo muniqués supuso un bálsamo para Frankl, quien por entonces atravesaba un periodo de alta angustia existencial (una de sus primeras “neurosis noógenas”), debido al predominante cinismo y nihilismo de la época. La obra de Scheler le condujo a una «reevaluación del proceso por el que atravesaba» [Klingberg 2002: 75]. Particularmente, dos obras schelerianas marcaron esta fase de pensamiento de Frankl: la Ética —la cual llevaba consigo a todos lados «como una Biblia» [Frankl 2003c: 51]— y De lo eterno en el hombre [Klingberg 2002: 75].

La influencia del pensamiento scheleriano (con su fundamento del poder de oposición espiritual con el que la persona puede hacer frente a la realidad atroz) sirvió para ayudar a Frankl a sostenerse de pie en una de las vivencias más desgarradoras de su vida: el internamiento en los campos de concentración y exterminio de los nazis durante la segunda gran guerra.

En los campos de concentración Frankl perdió a toda su familia (padre, madre, hermano, cuñada, esposa; sólo le sobrevivió su hermana quien logro huir antes del internamiento). A su regreso a Viena unos meses después de la liberación de los campos, Frankl busca reconectarse con sus antiguos amigos, con otros colegas, con su profesión, con algo que le permitiera afrontar el dolor por la pérdida de sus seres queridos. Frankl necesitaba contención y la encontró. A través del servicio y de retomar sus escritos inconclusos fue como pudo sostenerse en el dolor y encontrar un sentido a todo aquello. En este periodo sucedieron dos acontecimientos que cambiaron el rumbo de su vida para siempre: escribió el libro que hoy conocemos con el título de El hombre en busca de sentido y conoció a Elly, la mujer que, a decir de él mismo en una nota póstuma, lo convirtió de «un hombre que sufría en un hombre que amaba» [Klingberg 2002: 388].

A partir de entonces —todavía 1945— Frankl se dedicó a difundir el mensaje de la logoterapia, a pesar de todo, sí a la vida… el cual sonará aún más necesario en aquellas épocas en que mucho había quedado destruido, sobre todo la esperanza y la responsabilidad humanas. En lo personal, Frankl denominó el periodo de encierro en los campos de concentración como su experimentum crucis. Ahora liberado, podía dar testimonio vívido, constatar sus intuiciones juveniles, a partir de sus vivencias y observaciones de la vida en los campos, de que la vida tiene sentido bajo cualquier circunstancia, no importando lo trágica y absurda que parezca; y aún más, Frankl confirmó que, entre sus compañeros de encierro, los que tuvieron más oportunidad de sobrevivir, entre muchas otras cosas fueron los que vislumbraban una misión particular hacia el futuro, un sentido que la vida les anunciaba, con lo cual se hacía realidad palpable la frase de Nietzsche tan citada por nuestro autor: «Quien descubre un para qué vivir, es capaz de soportar casi cualquier cómo». Sentido y actitud ante la vida, sean cuales sean sus circunstancias, suenan como campanas anunciantes de una vida plena.

Ya en 1946, al haber reelaborado su manuscrito fundacional sobre logoterapia, Frankl lo presenta como trabajo de oposición para obtener la plaza de docente de la Universidad de Viena. Asimismo, por intermediación de un amigo, logra convertirse en Director del Hospital Policlínico de Viena, puesto que ocuparía durante veinticinco años.

Además de la dirección del hospital y de la publicación de sus libros, Frankl comenzó a ser solicitado como conferenciante alrededor del mundo. Era conocido por muchos como un orador nato, convincente y apasionado; y también se comenzaba a conocer y difundir su obra, y mucha gente estaba dispuesta a escucharlo. Comenzó así el periplo de Frankl en los cinco continentes, recorrió el mundo en varias ocasiones, siempre para difundir el mensaje de la logoterapia y el análisis existencial.

Resultado de su obra, recibió más de veinte doctorados honoris causa por prestigiosas universidades en todo el mundo. Hablo casi en cualquier rincón del mundo, desde América hasta Oceanía, con múltiples escenarios en África, Europa y Asia.

Sus propuestas no fueron siempre tan bien recibidas y reconocidas, pues para algunos el debía tomar posturas diferentes, sobre todo respecto al holocausto y a sus perpetradores. En este sentido Frankl siempre se mantuvo firme, sostuvo que él no estaba de acuerdo en cualquier propuesta que implicara un señalamiento colectivo del pueblo alemán. Sostenía que sólo podíamos reconocer dos tipos de seres humanos, los decentes y los que no lo eran, y que todos ellos se encontraban en personas de cualquier raza, credo o postura política. Por ello, siempre defendió a personas que eran perseguidas para ser juzgadas tan sólo por su pasado nazi, incluso escondiéndolas en su propia casa, pues él las consideraba personas «decentes» que pese a su afiliación habían siempre defendido y asistido a quienes los necesitaban, sin importar su raza o credo. Esta fue una de las tareas que Frankl se trazara aún estando en los campos de concentración, se dijo a sí mismo que si sobrevivía haría lo posible por ayudar a quienes él consideraba dignos de esta ayuda.

Después de los campos de concentración, Frankl vivió todavía 52 años más, durante los cuales se dedicó fervorosamente a fundamentar, sistematizar y comprobar científicamente sus intuiciones y hallazgos respecto al sentido, a la responsabilidad humana y a la facultad de esta humanidad para hallar y desear tal sentido.

En 1997 Viktor Emil Frankl fue intervenido para una cirugía de corazón, la cual soportó a sus 95 años, sin embargo, jamás logró regresar a la conciencia, y el 2 de septiembre murió. Podríamos sintetizar su vida como él mismo lo reconociera alguna vez, de la siguiente manera: «Encontré el sentido de mi vida en ayudar a otros a encontrar el suyo sentido».

2. Obra

La pluma de Frankl comenzó a escribir a muy temprana edad. Se tiene noticia de que su primer escrito data de 1922, aunque como ya se menciono arriba, no fue publicado sino hasta 1924 por Sigmund Freud. Un año después fue Adler quien decidió publicar al joven médico. Durante estos años ─entre 1924 y 1942─, Frankl se dedicó a escribir sobre cuatro líneas fundamentales, mostrando una evolución de su pensamiento en el paso por cada una de ellas: a) psicoanálisis y psicología individual; b) sobre la formación, promoción y resultados de centros de asesoramiento juvenil; c) escritos netamente médicos; y d) sobre la formulación de las relaciones entre psicoterapia y filosofía, así como el surgimiento de su análisis existencial y logoterapia.

Hacia 1945 retoma un manuscrito arrebatado en los campos, el cual se convierte en la piedra fundacional de la logoterapia y el análisis existencial, su Ärtzliche Seelsorge (Cuidado médico de las almas, o como se conoce en su traducción publicada: Psicoanálisis y existencialismo. De la psicoterapia a la logoterapia). Este libro es reconocido por los especialistas con la consideración de ser el primer libro austriaco merecedor de ser publicado después de la guerra.

Con la reescritura de su manuscrito, Frankl deja fluir libre el caudal de letras que hasta entonces se había mantenido difícilmente sosegado. En 1946 escribe el que hoy es su libro más reconocido, El hombre en busca de sentido. Este libro ha servido de testimonio para millones de personas que lo han leído, pues han encontrado en él la ejemplaridad de la que puede ser capaz la raza humana, aún en los momentos más críticos de su existencia. De entre los personajes destacados que han hecho una mención positiva de este libro, están Gabriel Marcel —que escribió el prefacio a la edición francesa— y Karl Jaspers, quien le dijo al propio Frankl que consideraba este libro como uno de los grandes libros de la humanidad.

El mismo año escribe en nueve horas continuas, casi en trance extático y, como a él le gustaba contar, con la ayuda de tan sólo media docena de tazas de café, su única obra de teatro, Sincronización en Birkenwald, que representa un debate metafísico sobre el sentido del sufrimiento.

Con esto, Viktor Frankl, además de dar curso libre a sus ideas, también dejaba salir el cúmulo de emociones contenidas durante todos esos años. Entre ellas, la culpa por haber sobrevivido y que sus familiares hayan muerto, y también la responsabilidad de haber quedado vivo. Esto se refleja en un poema recuperado escrito por la misma época que los libros hasta ahora mencionados: «Ustedes pesan sobre mí, mis muertos: / me rodean cual una responsabilidad silenciosa / estar para ustedes, así me es dada la consigna / de expiar lo que les adeuda la aniquilación / hasta que sepa que en cada resplandor del sol / vuestra mirada lucha por expresión, / hasta que vea que en cada florecer / del árbol está presente un muerto, que me saluda, / hasta que escuche que ustedes a cada pájaro / para su propio gorjeo le prestan sus voces: / ellas me quieren saludar ─o quizás decirme / que ustedes me perdonar por haber sobrevivido» [Frankl 2003c: 90].

Este periodo de intensidad emocional, intelectual y espiritual puede caracterizarse con las mismas palabras que Frankl escribiera alguna vez en la dedicatoria de un libro, pues su intensidad, premura y profundidad no pueden sino ser escritas con todo el ser: «No es fácil escribir con la propia sangre. Mas se escribe muy bien con ella» [Frankl 2003c: 98].

A partir de estos libros, el impulso espiritual que cobró Frankl se vio reflejado en sus conferencias y en sus escritos, en los cuales trató siempre de dar la idea más clara y sencilla posible, para que su propuesta fuese escuchada y entendida por todas las personas que tuvieran acceso a ella. De entre los libros fundamentales de la bibliografía frankliana destacan: La psicoterapia en la práctica médica. Una introducción casuística para médicos (1946) que como indica el subtítulo, se trata de una demostración de la aplicabilidad terapéutica del análisis existencial y la logoterapia dirigida a sus colegas; La presencia ignorada de Dios. Psicoterapia y religión (1948) es la obra donde se trata de fundamentar la conexión entre el hombre y Dios, desde una espiritualidad inconsciente —esta obra sirvió a Frankl para obtener el Doctorado en Filosofía—; El hombre incondicionado. Lecciones metaclínicas (1949) y Homo Patiens. Ensayo de una patodicea (1949-50) surgen de los cursos impartidos en la Universidad de Viena en esos años, ambos son un intento por fundamentar antropológicamente su propuesta terapéutica y la posibilidad del ser humano de encontrar sentido incluso en el sufrimiento y en la muerte; Teoría y terapia de las neurosis. Iniciación a la logoterapia y al análisis existencial (1956) aborda el tema fundamental de las neurosis presentadas en las diferentes dimensiones humanas, y con lo cual se intenta fundamentar un nuevo tipo de neurosis, la que surge a partir de situaciones existenciales y que Frankl denomina noógenas. Existen muchos más libros de análisis existencial y logoterapia escritos por Frankl, aquí se proponen sólo unos cuantos. Para conocer la bibliografía frankliana en su cronología específica, véase Miramontes 2012.

3. La logoterapia en el contexto de las psicoterapias

Junto al desarrollo antropológico y terapéutico que significa la logoterapia y el análisis existencial, debemos reconocer en nuestro autor un énfasis existente que propicia el diálogo entre la filosofía y la medicina, en particular entre la filosofía de la existencia y la psiquiatría y la psicoterapia. Esto tiene dos implicaciones: por un lado, que la filosofía tenga algo que decir, «no sólo sobre la psiquiatría sino también a la psiquiatría» [Allers 1963: 16] y, por otro lado, que los psiquiatras abandonen sus parcelas empíricas y pragmáticas para reflexionar acerca de su disciplina y su objeto de estudio: el ser humano. Esta es la base fundamental de un movimiento conocido como psiquiatría fenomenológica-existencial, de la cual sobresalen personalidades como la de von Gebsattel, Allers, Binswanger, Boss, Straus, Minkowski y Jaspers, entre otros. Y por supuesto Viktor Frankl.

Tal vez la diferencia que caracteriza a la perspectiva frankliana de entre las demás pueda resumirse de la siguiente manera: el énfasis en la tridimensionalidad antropológica de la persona —dimensiones biológica, psicológica y espiritual, con la primacía de esta última—, la preponderancia de la responsabilidad como facultad humana primera, la cual conduce al tema del sentido de la vida como un recurso terapéutico y como un reconocimiento antropológico inherente al ser humano. El sentido es captado por la conciencia espiritual humana; asimismo, el análisis existencial y la logoterapia ponen el acento en el carácter autotrascendente de la persona, la cual ontológicamente se presenta como un ser abierto al mundo y orientado para el mundo.

Frankl sostiene, por ejemplo, que el Daseinsanalyse de Binswanger —aunque un examen similar podría extenderse a otras perspectivas existenciales— ha atinado al ayudar a las personas a escucharse más profundamente y así librarlas de su sordera ontológica. Pero en lo que respecta al análisis existencial y la logoterapia, Frankl explica que cumple una tarea complementaria, pero indispensable: ayudar a la persona a dirigir su mirada más allá de sí mismo, como bien es su posibilidad ontológica [Frankl 2002a: 14]. Con esto se estaría librando a la persona no tanto de su sordera como de su ceguera ontológica. Así, con su propuesta Frankl argumenta ir un paso adelante de la perspectiva contrastada —siempre colaborando solidariamente—, pues su preocupación radica no solamente en el ser, sino también en el sentido de ese ser.

Por otro lado, von Gebsattel afirma: «Sólo Viktor Frankl, en Viena, supeditó la unidad cuerpo-psique al espíritu; la psicoterapia se convirtió en logoterapia. Habiendo devuelto sus derechos a la voluntad, la conciencia de la responsabilidad, la determinación, aquéllos volvían a tener en él la misión de coordinar al hombre en la unidad superior, en la libertad y la verdad de una existencia guiada por el espíritu» [von Gebsattel 1969: 56]). He aquí expresada la nota distintiva de la logoterapia.

Como quedó esbozado anteriormente, el fundamento filosófico —que no el único— a partir del cual Frankl sostiene su visión antropológica y terapéutica lo encontramos en su filósofo alemán predilecto. Citemos a Frankl al respecto: «La logoterapia es el resultado de la aplicación de los conceptos de Max Scheler en psicoterapia» [Frankl 2002a: 15]. Al mismo tiempo que nos revela y esclarece su filiación, Frankl nos dice algo más en esta aseveración: la logoterapia está diseñada, principalmente, para el trabajo en el área de las neurosis. Esto lo distingue, una vez más, del trabajo psiquiátrico de otras escuelas fenomenológico-existenciales encauzadas al estudio y comprensión de las psicosis.

Respecto a la conformación de la logoterapia, Frankl relata acertadamente: «Cuando alguien funda un sistema psicoterapéutico, lo que hace, en resumidas cuentas, es relatar su propio historial patológico, dejar constancia escrita de él en ese sistema» [Frankl 2001a: 9]. Podemos hallar en la logoterapia y el análisis existencial constancia del historial ‘patológico’ de Frankl, la que lo llevo a fundamentar su sistema, en el neologismo creado por él para designar las crisis existenciales: neurosis noógenas. Él pensaba que estas crisis —las cuales ocurren a todo ser humano— contienen a final de cuentas la pregunta inevitable por el sentido de la vida. Por supuesto, Frankl no consideraba estas crisis como una enfermedad en el sentido estricto de la palabra, sino más bien una apelación que podría resultar en un certificado de madurez humana.

Tal como la pregunta por el sentido esta irrevocablemente presente en cualquier crisis humana, asimismo podemos encontrar los saberes necesarios que permitan a la persona transitar dicha crisis, salir de ella, hacerle frente o encontrar sentido a su vida a pesar de todo. Nos dice Frankl: «Esa clase de saberes son por sí solos muy antiguos, pero sólo la logoterapia los ha erigido como método y los ha incorporado en un sistema» [Frankl 2001a: 32]. Socráticamente hablando, se apela a la sabiduría humana que camina hacia la verdad y el sentido, confiando en que la persona en cuestión encuentre tanto el camino como la forma de arribar a él.

Para Viktor Frankl la sabiduría humana no se encuentra en la razón sino en el corazón, pues desde una visión integral —como lo fue antes de los griegos— corazón significa desear, pensar y querer. Por ello es significativa la siguiente anécdota, en donde de alguna manera Frankl evidencia su deseo de quedarse en este corazón integral de la humanidad. Se trata de las palabras que intercambian él y una mujer. Ella le dice: «Leí su libro hará cosa como de veinticinco años, y todavía lo recuerdo”. A lo que Frankl responde: «¿Lo recuerda en su mente o en su corazón», ella replica «En mi corazón». «Eso es bueno» concluye Frankl. Allí querría este hombre que sus libros quedaran en la humanidad.

Los discípulos franklianos más destacados, de entre muchos, son Elisabeth Lukas, Eugenio Fizzotti, Joseph Fabry y Alfried Längle. De ellos puede encontrarse literatura logoterapéutica traducida al español. Sus títulos más importantes han sido incluidos en la bibliografía final de esta voz. Sólo unas palabras a propósito de Längle: tiene aportaciones a la logoterapia con las que Frankl no estuvo de acuerdo, pues consideró que aquellas no se circunscribían a los fundamentos eminentemente logoterapéuticos, sin embargo, son desarrollo que deben ser tenidos en cuenta y estudiados por su valor terapéutico.

4. Análisis existencial y logoterapia

[Tengamos] en cuenta aquellas palabras de Goethe, que podrían grabarse quizá al frente de toda psicoterapia, como la máxima suprema de esta ciencia: “Si tomamos a los hombres tal y como son, los haremos peores de lo que son. En cambio, si los tratamos como si fuesen lo que debieran ser, los llevaremos allí donde tienen que ser llevados”.

Viktor Frankl

Como ya habrá advertido el lector con lo expuesto hasta el momento, se han venido utilizando conjuntamente los términos de análisis existencial y logoterapia para designar la perspectiva propuesta por Viktor Frankl. En realidad, es el nombre completo de su orientación terapéutica. Lo que describe cada uno de estos términos responde a un momento del planteamiento frankliano. De cualquier manera, debemos pensar en ellos como un binomio inseparable que se complementa mutuamente. En el presente apartado los utilizaremos haciendo énfasis en el lugar particular que ocupan en el pensamiento frankliano general, es decir, diferenciándolas, tratando de ayudar a su mejor comprensión, no obstante que en las obras referenciadas el autor las utilice indistintamente.

En primer lugar, el análisis existencial (Existenzanalyse) es un intento de aproximarse al ser humano, es decir, se trata de una orientación antropológica de investigación. Ahora bien, para comprender el significado del término logoterapia, conviene acudir a la etimología tal como la utiliza Frankl. En la composición de esta palabra interviene la therapeia, que significa curación, cuidado, y el logos, que en este contexto tiene dos acepciones: “sentido” y “espíritu”. De tal manera que ahora podemos definir doblemente a la logoterapia: 1) terapéutica a través del sentido de la vida y 2) terapéutica desde lo espiritual. Si acogemos ambas definiciones como válidas, observamos el meollo de la propuesta frankliana: por un lado, la distinción antropológica de lo espiritual como lo específicamente humano —en el sentido de que ningún otro ser posee esta dimensión— y, por otro, la utilización de una esencial tendencia humana hacia el sentido como camino para su curación.

Entonces, podemos sintetizar de la siguiente manera: la logoterapia es una terapéutica que parte de lo espiritual y el análisis existencial es una antropología filosófica que se orienta hacia lo espiritual. En última instancia, ambas quedan comprendidas en la definición del propio Frankl: «En cualquier caso, la logoterapia es una psicoterapia centrada en el sentido» [Frankl 2002b: 17].

5. La concepción antropológica del análisis existencial

5.1. Diez tesis sobre la persona

En esta voz se utiliza el término persona para designar el modo particular de ser del ser humano, tal y como lo concibe Frankl en su análisis existencial. Las siguientes tesis representan en forma abreviada los fundamentos antropológicos de la logoterapia [Frankl 1988: 106-115]. En los apartados sucesivos explicitarán su sentido y contenidos.

1. La persona es un in-dividuum, es decir, un individuo que no se puede subdividir ni escindir: se caracteriza por su unidad.

2. La persona es también insummabilis, lo que significa que tampoco se le puede adicionar algo más, pues es en sí una totalidad.

3. Cada persona es un ser nuevo en lo particular.

4. La persona es existencial, en tanto facultativa y capaz de autodeterminación.

5. En ella se integran tres modos de ser: físico, psicológico y espiritual.

6. La persona es yoica y obligadamente inconsciente, pues en esto último hunde sus raíces lo espiritual.

7. La persona es espiritual, con lo cual se expresa la facultad de contraponerse a su facticidad psicofísica.

8. La persona tiene capacidad de autodistanciamiento respecto de lo psicofísico.

9. La persona sólo se comprende en la respuesta a la llamada de la trascendencia.

10. El existir de la persona está en concordancia con la premonición de un sentido preexistente por descubrir.

5.2. Elementos constitutivos de la existencia humana

Estos elementos deben ser considerados como «fenómenos primarios, irreductibles, del ser del hombre» [Frankl 1999a: 166ss]. Es decir, que no se pueden derivar, deducir ni mucho menos reducir a simples epifenómenos provenientes de estratos anteriores o más simples del ser. Se trata, pues, de auténticos fenómenos humanos, característicos de éste, pero no sólo característicos sino, y más importante, constituyentes del ser humano.

a) Libertad: Desde esta perspectiva la libertad humana no es enfocada como una libertad de algo (cualquier tipo de condicionamientos como los ya mencionados anteriormente), sino que está encauzada hacia algo, es una libertad para algo dentro de su existencia: para tomar postura frente a los antedichos condicionamientos, lo cual implica encontrar una actitud existencial adecuada frente a sí mismo, el mundo y la vida.

b) Responsabilidad: Esta responsabilidad, en tanto que habilidad para responder, es a final de cuentas una respuesta ante un deber, ante un sentido que clama por ser cumplido, llevado de la mera posibilidad a la cabal realidad por una persona concreta. Dicha responsabilidad obedece a final de cuentas al reconocimiento de la vinculación del ser humano con su mundo, con su circunstancia, con la llamada de la vida a cada momento. Debemos considerar la responsabilidad y la libertad como un binomio indisoluble y necesario, de lo contrario esta última podría degenerar en arbitrariedad. Para ejemplificar esto, recordemos que Frankl siempre decía a propósito de la estatua de la libertad de la costa este estadounidense, que debía ser complementada con una estatua de la responsabilidad en la costa oeste.

c) Espiritualidad: En primer lugar se debe aclarar que este término, tal cual es utilizado a lo largo de toda la obra frankliana, no se refiere con la espiritualidad teológico-religiosa, es decir, divina. Muy al contrario, este vocablo manifiesta algo referente al ser humano terrenal (lo que no contradice con su carácter metafísico), a un modo de ser, un nivel de existencia, en fin, una espiritualidad antropológica que indica la manera de ser propia del ser humano, para distinguirlo de cualquier otro ser. En este elemento es donde se manifiestan las auténticas motivaciones humanas, sus aspiraciones más elevadas, sus tendencias existenciales personales, la captación de los valores más sublimes que le permitan cumplir el sentido al que está llamado.

5.3. Tridimensionalidad del ser personal

En la persona se distinguen tres dimensiones, planos o modos del ser. Se presentan a continuación tales dimensiones junto con sus fuerzas dinámicas particulares [Längle 2000]:

a) Biológico: Corresponde a lo meramente corporal y su fuerza motivadora son las necesidades físicas.

b) Psicológico: Concierne a las características de la personalidad, carácter, impulsos, estados de ánimo; sus fuerzas motivadoras son el deseo, el placer y la distracción.

c) Noético (espiritual): Atañe al centro existencial del ser, el cual queda nominado por la expresión persona —que en términos schelerianos designa al ser capaz de actos espirituales (valorales), en potencial oposición al plano fáctico de la vida—, la cual es capaz de tomar una actitud frente a su circunstancia. Sus fuerzas motivadoras son la búsqueda de sentido, la espiritualidad, la responsabilidad, la libertad, los valores, la autotrascendencia y el auténtico amor.

Ahora bien, es en la distinción de lo espiritual como la característica esencial del ser humano donde se fundamenta toda la teoría y la práctica frankliana. Es de esta conceptualización que parte para fundar su psicología/psicoterapia de altura [Frankl 1994: sección 11] —en franca contraposición de la “psicología profunda” y su inconsciente psicológico y su represión—. Estas alturas son las aspiraciones más altas del ser, las que sólo son perceptibles si se toma en cuenta la dimensión espiritual (la dignidad, la libertad, los valores), más allá de los instintos o condicionamientos de cualquier tipo (biológico, social, psicológico, político, económico, etc.).

5.4. Imago hominis: la ontología dimensional y sus dos leyes

No obstante que la logoterapia de primacía a la dimensión espiritual sobre la psicofísica, esto no significa en modo alguno que niegue o desprecie esta última. Frankl deja claro que concibe al ser humano como «unidad a pesar de la diversidad, Porque hay unidad antropológica a pesar de las diferencias ontológicas, a pesar de las diferencias entre las modalidades diferenciables del ser. La marca característica de la existencia humana es la coexistencia entre su unidad antropológica y sus diferencias ontológicas, entre la forma unitaria de ser que tiene el hombre y las modalidades diferenciables del ser, de las que participa aquélla» [Frankl 2000b: 48-54]. Para sintetizar esto, Frankl acude a un latinismo: unitas multiplex.

Para resaltar esta imagen del hombre en tanto ser con distintos modos o ámbitos del ser, el análisis existencial (AE) expone su ontología dimensional con una analogía geométrica, a partir de dos leyes:

a) 1ª Ley. Si sacamos de su dimensión un objeto y lo proyectamos a diversas dimensiones que sean inferiores a su propia dimensión, toma figuras tales que se contradicen entre sí. En lo referente al ser humano, cuando lo proyectamos en el plano biológico observamos fenómenos somáticos (propios de este plano), y si lo hacemos en el plano psicológico observamos fenómenos psíquicos. Pero esto no contradice la unidad del hombre, sólo nos demuestra sus diversos modos de ser, los cuales quedan conjuntados en una dimensión mayor, la noética, la cual abarca todos los planos de ese ser.

b) 2ª Ley. Si sacamos de su dimensión (no uno sino) diversos objetos y los proyectamos (no en diversas sino) en una sola dimensión, inferior a la dimensión original, se forman figuras que (no se contradicen entre sí, sino que) son ambiguas. En este caso, si proyectamos a diversas personas en un solo plano, reducimos su ser a una sola dimensión y si desde allí tratamos de explicar a estos seres, corremos el riego de reducirlo sólo a esa dimensión y además de borrar su individualidad, pues todos quedan así uniformados por nuestra sola concepción, que por lo demás no es sino una, y solo una, forma de enfocar la cuestión.

6. Conceptos centrales del análisis existencial y de la logoterapia

La psicoterapia no se trata, finalmente, de un cambio en la dinámica afectiva o en la energía instintiva, sino de un cambio de actitud existencial.

Viktor Frankl

6.1. Libertad de la voluntad, voluntad de sentido y sentido de la vida

En el análisis existencial (AE) subyacen una serie de “enunciados básicos” que forman una “cadena de vínculos interconectados” entre sí, los cuales suministran una coherencia interna a los planteamientos que presenta, estructurando así lo que también se conoce como logoteoría [Frankl 2002a: 5]. Podemos comenzar a entretejer la estructura del AE describiendo los siguientes conceptos:

a) Libertad de la voluntad: Frankl afirma que existe una dimensión humana distintiva —en contraste con los animales—, que lo caracteriza: la voluntad libre, oponiéndose a cualquier concepción de la causalidad que promueva un determinismo reduccionista respecto al ser del hombre, ya sea a nivel biológico, psicológico o social.

b) Voluntad de sentido: Se reconoce en ella la principal fuerza motivadora del ser humano, en contraposición con la voluntad de placer o de poder subyacentes en el psicoanálisis y en la psicología individual, respectivamente. Esto corresponde a una visión del ser humano referido hacia la trascendencia, al sentido y hacia el futuro, diferente de la postura de la inmanencia, el placer y los condicionamientos del pasado. Dada esta perspectiva teleológica (telos, más allá, finalidad, en este caso más allá del ser, dirigido a fines concretos que a él le toca des-cubrir, no inventarlos o crearlos, por lo tanto que proceden fuera de él, desde la vida) sólo posible con la consideración de una dimensión existencial, es decir, espiritual (que en este caso implica la posibilidad máxima del ser humano por autodeterminarse, por decidir que será él mismo y su responsabilidad por ello), se genera una tensión particular entre el ser humano y su existencia. A esta dinámica existencial la conocemos como noodinamia, la relación necesaria entre ser y sentido, entre ser y deber ser (entendido como la libre elección de realizar valores en cada situación concreta, no como una imposición). «Lo que el hombre realmente necesita no es vivir sin tensiones, sino esforzarse y luchar por una meta que le merezca la pena. Lo que se precisa no es eliminar la tensión a toda costa, sino sentir la llamada de un sentido potencial que está esperando a que él lo cumpla. Lo que el hombre necesita no es la “homeostasis”, sino lo que yo llamo la “noodinámica”, es decir, la dinámica espiritual dentro de un campo de tensión bipolar en el cual un polo viene representado por el significado que debe cumplirse y el otro polo por el hombre que debe cumplirlo» [Frankl 1995a: 104-105].

c) Sentido de la vida: Se dice que el ser humano sólo puede responder a la vida respondiendo por su propia y singular vida. Del mismo modo, el sentido al que aquí se hace referencia es el sentido concreto y particular, aquel que se presenta en cada situación concreta ante una persona única e irrepetible. Este sentido se presenta como un cuestionamiento de la vida hacia el ser, una pregunta a la cual él debe responder [Frankl 2001a: 57-58]. Para captar esto, y en consonancia con lo dicho a propósito de la sordera y la ceguera ontológicas, ese ser debe desarrollar una escucha y una clarividencia ontológicas que le permita escuchar la llamada o vislumbrar las preguntas, o sea, captar el sentido oculto detrás de cada situación concreta que lo interpela. La respuesta a este llamado, a esta pregunta, es posible solamente en la acción —no en la simple intención, ni en la sola concientización—, en la realización de valores que den cumplimiento al sentido. Con esto, el ser humano no sólo cumple el sentido de su vida, sino que autotrasciende y se realiza a sí mismo, es decir, es verdaderamente ser humano.

6.2 ¿Qué es el sentido?

Como ya quedó mencionado anteriormente, el sentido de la vida puede constituirse en la preguntas sobre el por qué de la vida, el para qué de nuestra existencia, el hacia dónde nos dirigimos, el cómo debemos establecernos si al final y al cabo moriremos. Estas preguntas, y seguramente muchas otras, son acogidas en los tres tipos de sentido a los que se refiere la logoterapia [Frankl - Lapide 2005; García Pintos 2007: 258-259]:

a) Sentido en la vida. O de las determinadas situaciones que se van presentando a lo largo de la vida de cada persona.

b) Sentido de la vida. Se trata de una preocupación metafísica, por lo cual este tipo de sentido no podrá ser conocido por la persona sino al final de su vida, cuando ésta se haya revelado en su totalidad.

c) Suprasentido. Se interpreta como el sentido de la totalidad del mundo, por lo cual corresponde abordarla mediante la cuestión cosmovisional o religiosa.

Es la primera definición de sentido la que puede ser atendida psicoterapéuticamente, por lo tanto la que aquí nos interesa y para la cual la logoterapia se propone como una terapéutica válida y específica. Su trabajo en este caso será poner al ser humano «en condiciones de percibir los diez mil mandamientos que están codificados en las diez mil situaciones a que se enfrenta su vida» [Lukas 2008: 60-61] Para ello «un método adecuado para averiguar [tales llamamientos al ser y su respuesta] puede ser muy bien una especie de diálogo socrático» [Frankl 2002b: 33].

6.3. Valores: la via regia hacia el sentido

En el marco axiológico, existe una tricotomía o tres categorías de valores [Frankl 2002a: 72ss] que la logoterapia distingue y de las cuales afirma que pueden conducir a la persona al cumplimiento del sentido, a saber:

a) Vivenciales: Es el ámbito de lo gratuito existente en el mundo, lo que es dispuesto para ser tomado por la persona. Su cumplimiento se da a través de encuentros y experiencias significativas con la naturaleza, con las creaciones artísticas; aunque la más destacada entre estas experiencias es la del amor.

b) Creatividad: Este es el ámbito de la creación, de lo que la persona entrega al mundo a través de su trabajo.

c) Actitudinales: En estos se destaca la capacidad de la persona para arrostrar situaciones, para generar una actitud ante el inevitable e inmodificable destino, que trae consigo sufrimiento. No obstante, la realización de esta categoría de valores tienen la capacidad de trasmutar una tragedia humana en una conquista personal.

De estas categorías, la de los valores de actitud es la que tiene primacía sobre las otras, porque son el tipo de valores que se deben realizar ante lo inevitable de la vida, cuando ya ni la creatividad ni la vivencia son posibles, con lo cual sólo nos queda la huida hacia arriba para decirlo en términos franklianos, hacia las alturas del ser humano: su condición de ser espiritual capaz de conformar la actitud adecuada, la que lo conduce a la realización de estos valores supremos [Frankl 1994: 141ss] y al descubrimiento de sentido en medio del sufrimiento ineludible.

6.4. Triada trágica: sufrimiento, culpa y muerte

En este contexto, lo ineludible e inevitable se le presenta a la persona de una manera particular, que en logoterapia se reconoce como triada trágica, representada en toda su amplitud por lo siguiente: sufrimiento, culpa y muerte. «Ninguno de nosotros puede evitar en encuentro con el sufrimiento ineludible, con la culpa inexcusable y con la muerte inevitable. La pregunta que debemos formularnos es: ¿cómo podemos decir sí a la vida a pesar de todo este su aspecto trágico? (…) Pero hay algo más: también de los aspectos negativos, y quizá especialmente en ellos, se puede ‘extraer’ un sentido, transformándolos así en algo positivo: el sufrimiento, en servicio; la culpa, en cambio; la muerte, en acicate para la acción responsable» [Frankl 2000a: 63-64]. Estas palabras expresan lo que en logoterapia se conoce como optimismo trágico, pues exaltan la grandeza del ser humano y lo emplaza al cumplimiento de la máxima logoterapéutica: «Sí a la vida a pesar de todo».

6.5. Conciencia (espiritual): órgano de sentido

Siendo la persona eminente y fundamentalmente espiritual, es interpelada de manera particular, es requerido por valores que esperan ser realizados y sentidos en espera de ser cumplidos. Para la captación de este requerimiento la persona espiritual está dotada de una “órgano de sentido”: la conciencia (Gewissen, en mutua interdependencia con la conciencia gnoseológica —Bewusstsein). Esta conciencia espiritual es intuitiva y tiene la «facultad de descubrir y localizar ese único sentido que se esconde detrás de cada situación» [Frankl 1999b: 101]. Como tal podemos comparar esta conciencia

con un apuntador que le va ‘indicando’ a uno la dirección en que ha de moverse para detectar una posibilidad de sentido cuya realización le exige una situación concreta. Pero en cada caso debemos aplicar a esta situación un determinado criterio, una escala de valores. Sólo los valores, según los cuales está graduada esta escala, hunden sus raíces en un estrato profundo de nuestra personalidad y si no queremos ser infieles a nosotros mismos, si no queremos traicionarnos, no podemos menos que dejarnos guiar por ellos; no podemos siquiera optar por ellos, sencillamente porque nosotros mismos ‘somos’ esos valores [Frankl 2000a: 72, el subrayado es del autor de la voz].

7. El trabajo logoterapéutico

El análisis existencial y la logoterapia tienen cinco áreas de aplicación. En todas ellas se tiene por objetivo común poner en marcha los recursos espirituales de la persona. Frankl [1992; 1994; 2001a] describe estos aspectos de la siguiente manera:

1. Logoterapia específica.

2. Logoterapia inespecífica. Se utiliza en forma de intención paradójica y derreflexión en el tratamiento de neurosis con un evidente componente psicógeno.

3. Análisis existencial como cura médica de almas.

4. Análisis existencial como terapia de neurosis colectivas.

5. Análisis existencial como explicación de la existencia personal.

7.1. La logoterapia como terapia específica

La logoterapia está encaminada primordialmente al tratamiento de las neurosis noógenas —que en casos extremos pueden degenerar hacia una patología con manifestaciones somáticas o psicológicas—. Esta nosografía novedosa de las neurosis planeada por Frankl tiene su etología en conflictos existenciales, por lo demás están presentes en la historia vital de cada persona, pues nacen a partir de una crisis espiritual, un dilema existencial, un conflicto de valores, la sensación de falta de sentido, la frustración de la voluntad de sentido y el vacío existencial.

Las manifestaciones más comunes de este tipo de problemáticas son la frustración existencial —que surge de la frustración de la voluntad de sentido, que degenera en búsquedas fútiles, insustanciales— y, en casos radicales, vacío existencial, en el cual subyace la vivencia extrema del absurdo y la pérdida del horizonte axiológico y de sentido. Ambas son, a decir de Frankl, manifestaciones de nuestra manera de vivir actual. La ‘sintomatología’ particular para estos padecimientos queda comprendida en lo que se conoce como triada neurótica de masas [Frankl 1994: 279-280] compuesta por la depresión, la agresión y la adicción.

7.2. La logoterapia como terapia inespecífica

Esta aplicación logoterapéutica está indicada no para las neurosis que proceden de la dimensión noética sino de su dimensión psicológica. Para llegar a una adecuada distinción entre una y otra se necesita llevar a cabo un diagnóstico diferencial puntual. Entonces, para atender este tipo de neurosis psicógenas consistentes en formaciones circulares neuróticas que encuentran expresión en las fobias, los trastornos obsesivo-compulsivos y las neurosis sexuales. Las dos primeras son reforzadas a menudo por la hiperintención, la tercera por un fenómeno conocido como hiperreflexión. Para atender cada una de estas manifestaciones, la logoterapia inespecífica cuenta con dos técnicas particulares: la intención paradójica y la derreflexión.

Con el uso de la intención paradójica se busca promover dos capacidades específicamente humanas (en concordancia con la visión del ser humano que sustenta a la práctica terapéutica): el autodistanciamiento (la capacidad de apartarse de sí mismo, de oponerse a su facticidad psicofísica e incluso enfrentarla). Cuando este distanciamiento sucede de manera irónica, se hace acopio del humor. Que nos ayuda a distinguir el absurdo de nuestro actuar.

Por otro lado, la derreflexión ayuda al paciente apartarse de su excesiva autoobservación, la cual llega a inmovilizarle en circunstancias en las que debiera proceder de manera natural. El trabajo con esta técnica tiene como basamento la autotrascendencia de la persona, es decir, su orientación fundamental hacia algo más allá de sí mismo y diferente de sí mismo. Este carácter autotrascendente es la esencia de la existencia humana. «Ser hombre significa estar, desde siempre, orientado y dirigido a algo o a alguien» [Frankl 2000b: 51]. La persona hiperreflexiva disminuye o erradica de su ser esta capacidad.

7.3. Cura médica de almas

Es el “cuidado”, que ya no terapia, que debe brindar cualquier profesional que a ello se dedique, a favor de las personas que sufren ante un destino inevitable o una enfermedad incurable. Ello implica un reconocimiento de la totalidad de su ser persona en todas sus dimensiones, poniendo en este caso el acento en la dimensión de la capacidad de oposición del espíritu, de la habilidad para conformar y asumir una actitud digna frente a los sufrimientos inevitables. La capacidad de oposición espiritual (también como antagonismo psiconoético o noopsíquico) es un concepto indispensable para comprender el trabajo terapéutico que se lleva a cabo en la logoterapia, pues corresponde a los que se reconoce como recursos espirituales al servicio de la salud integral de los pacientes. La persona tiene la capacidad de oponerse a los condicionamientos psicofísicos —limitaciones inherentes a su ser corporal y psicológico— y a las circunstancias sociales presentes en su existencia particular. A partir de su dimensión noética es que la persona es capaz no sólo de oponerse ante la realidad misma, sino incluso, llegado el momento, ante sí mismo. En el primer caso, “oponerse” a la realidad no significa negarla, sino aceptarla con la actitud adecuada; en el segundo caso, “oponerse” no implica negarse a sí mismo, sino trascenderse, conjugar lo que la persona es con toda justicia, es decir, un ser espiritual. La cura médica de almas es por tanto la asistencia a las personas para que desarrollen y establezcan su humana capacidad de sufrir o, en otras palabras, realicen los llamados valores de actitud, y con ello encuentren sentido a su sufrimiento.

7.4. Análisis existencial como explicación de la existencia personal

Se trata de evidenciar la posibilidad de ser que tiene una persona concreta a partir de su constitución existencial, de su diversidad ontológica, de su unidad antropológica, de todos los elementos que establecen su existencial personal y concreta. Es, en fin, un llamado a redactar la biografía personal tomando en cuenta las alturas a las que se pueden aspirar como persona: el ser que es en relación con el mundo, de nuevo: ser y sentido.

7.5. Análisis existencial como terapia de neurosis colectivas

En opinión de Frankl, las neurosis colectivas, neurosis en sentido figurado o paraclínico, se caracterizan por cuatro síntomas, los cuales pueden ser transformados mediante una vuelta a la asunción de la libertad, la responsabilidad y la espiritualidad humanas, es decir, ante la evidencia de una dimensión auténticamente humana que le permite tomar distancia de estas neurosis [Frankl 1994: 61-194]:

a) Actitud provisional ante la existencia.

b) Postura fatalista ante la vida.

c) Pensamiento colectivista.

d) Fanatismo.

7.6. El papel del logoterapeuta

Por último, como corolario, dejemos en claro cuál es la labor que realiza un logoterapeuta. Cedamos una vez más la palabra a Viktor Frankl:

La logoterapia intenta hacer al paciente plenamente consciente de sus propias responsabilidades; razón por la cual ha de dejarle la opción de decidir por qué, ante qué o ante quién se considera responsable. (…) [Asimismo] la logoterapia no es labor docente ni predicación. Está tan lejos del razonamiento lógico como de la exhortación moral. Dicho figurativamente, el papel que el logoterapeuta representa es más el de un especialista en oftalmología que el de un pintor. Éste intenta poner ante nosotros una representación del mundo tal como él lo ve; el oftalmólogo intenta conseguir que veamos el mundo como realmente es. La función del logoterapeuta consiste en ampliar y ensanchar el campo visual del paciente de forma que sea consciente y visible para él todo el espectro de las significaciones y los principios. La logoterapia no precisa imponer al paciente ningún juicio, pues en realidad la verdad se impone por sí misma sin intervención de ningún tipo [Frankl 2004: 108-109].

8. Críticas a la logoterapia y al análisis existencial

Existen críticas a la concepción analítico-existencial del ser humano, tanto como a su tratamiento terapéutico representado por la logoterapia. Muchas de ellas proceden desde distintas parcelas psicoterapéuticas, como son el psicoanálisis y el conductismo. Los representantes del primero opinan que al separarse claramente de un análisis “profundo” de la psicodinamia humana, y al no esclarecer el pasado vital, la logoterapia es solamente una terapia superficial. Por su parte, los conductistas creen que ver en algunos procedimientos terapéuticos propuestos por Frankl una evidente veta conductual. Pero tanto unos como los otros ejercen sus críticas de manera frívola, pues en primer lugar, no se sigue que de no ser “profunda” cualquier otra psicología deba considerarse entonces superficial; asimismo, es un error histórico y epistemológico decir, por ejemplo, que la intención paradójica surge desde el conductismo y luego Frankl la retoma.

A estos y muchos otros cuestionamientos ha debido enfrentarse el análisis existencial y la logoterapia, sin embargo, son pocos los argumentos fundamentados y verdaderos que confronten esta antropología psicoterapéutica.

También encontramos en escuelas terapéuticas orientadas existencialmente una cierta oposición a existencialismo de Frankl y a su abordaje de las neurosis. Por ejemplo, el terapeuta estadounidense de orientación existencial, Irvin Yalom, crítica el planteamiento frankliano del sentido de la vida, pues, dice, éste sólo se sigue de la incondicional aceptación de la existencia de Dios, y aquí otro error que sigue al anterior, pues al ser Frankl un judío creyente, mezcla su fe con su cientificidad, desde lo cual no pueden sostenerse con clara evidencia sus posturas. Esto podría rebatirse diciendo que, en primer lugar, el arraigado semitismo de Frankl no está mezclado con sus teoría ni su práctica, pues al Dios al que aluden los críticos no surge de la religión judía, sino que ante la evidencia del ser humano como ser responsable y consciente con tendencia hacia la búsqueda de un sentido en su vida, a final de cuentas, este Dios se hace necesario éticamente, como un concepto límite, sin necesidad de acudir a la religión [Yalom 1984].

De la misma manera, Yalom comenta que en la técnica de la intención paradójica él no percibe con claridad cuál es su relación con el sentido de la vida, que esta relación es, en el mejor de los casos, “oscura”. Quizá este autor no ha distinguido las diferentes propuestas de aplicación del análisis existencial y la logoterapia, que como se menciono anteriormente, puede desplegarse en cinco áreas distintas. Por ello, las técnicas utilizadas en lo que se conoce como logoterapia inespecífica (intención paradójica y derreflexión) no tienen como propósito el encuentro del sentido de la vida, sino romper con círculos neuróticos que le impiden al paciente ir más allá de sí mismo. De hecho, podría decirse que con estas técnicas se prepara el terreno para que el paciente esté en condiciones de autotrascenderse, y entonces sí, ir a la búsqueda de su sentido vital.

Por lo demás, al respecto de estas técnicas se ha dicho que su relación con la logoterapia se sostiene sólo porque lo común entre ellas es que ambas las desarrollo Viktor Frankl. Los que así opinan, no están conscientes de que en el fundamento de dichas técnicas está siempre una visión del hombre bien establecida, como es el análisis existencial.

En lo referente al encuentro terapéutico, Rollo May, otro destacado terapeuta existencial, primer promotor de esta orientación en los Estados Unidos, piensa que hay una imposición de valores por parte del terapeuta, que a final de cuentas se traduciría en que éste proporciona el sentido a su paciente, como si tal cosa fuese posible [Klingberg 2002: 268].

Es cierto que en el genuino encuentro terapéutico, tanto paciente como terapeuta exponen su visión del mundo, así como sus valoraciones de la vida. Sin embargo, hay un punto, dice Frankl, en que el terapeuta no puede ir más allá, y es el de la total y absoluta responsabilidad del paciente de seguir cualquier camino que decida. En segundo lugar, ningún logoterapeuta que se precie ignora el hecho de que su trabajo no trata de imponer sus perspectivas sobre el paciente, pues con esto socavaría su libre responsabilidad y su dignidad.

Por lo demás, esta crítica pasa por alto el que ninguna persona posee el sentido de la vida, y por lo mismo es incapaz de “prescribirlo” como una receta. Tanto el terapeuta como el paciente se embarcan en una común empresa: la búsqueda del sentido del paciente. El camino terapéutico está plagado de encuentros humanos y de cuestionamientos, de un diálogo en el verdadero contexto socrático, donde se trata de develar la “verdad” para el paciente, es decir, su sentido de vida en ese momento. Por lo tanto, no existe tal imposición.

Estas son, a grandes rasgos, algunas de las críticas hechas a una perspectiva existencial particular que lo es por el hecho de que su autor se muestra crítico y propositivo con la filosofía que lo sustenta.

En todo caso, Frankl merece ser considerado como un filósofo existencial con propuestas novedosas (no siempre acordes con las de los más reconocidos filósofos existenciales), y su logoterapia-analítica existencial, como genuina integrante del movimiento existencial en psiquiatría, psicología y psicoterapia.

9. Palabras finales

Viktor Frankl nos invita a que vislumbremos nuestra dignidad humana, a través del reconocimiento de nuestro ser entero, en todos sus modos de ser: el biológico, el psicológico y, ante todo, el espiritual. Sólo partiendo de nuestro ser espiritual, el que nos sustenta ante las situaciones más difíciles, podremos convertirnos verdaderamente en personas responsables frente a nuestra existencia. Es en este ser espiritual que encontramos el coraje para responder por nuestra existencia cualquiera que sea. Para decirlo en palabras de Frankl, responder ante “la exigencia del momento”, lo cual puede ser una creación por realizar, un amor por el cual vivir y morir o un sufrimiento que soportar y ante el cual “oponernos” tomando la actitud correcta y con ello forjando nuestra propia obra personal.

La frase favorita de Frankl versa así: «La hora pasa, la pena se olvida, pero la obra queda» [Frankl 1991]. A propósito de esto último y en relación al sufrimiento, Frankl nos estimula a que consideremos que la vida tiene sentido bajo cualquier circunstancia. En otras palabras, nos dice que la vida no pierde su sentido ni siquiera en los momentos más terribles y desesperantes. Y aún más, enfatiza que es precisamente en esos momentos aciagos en donde reluce más intensamente el sentido, por lo que para poder percibirlo nos convoca a que no nos ceguemos frente al dolor, puesto que nuestra esencia humana —homo patiens— nos provee de la posibilidad de hacer frente, de rebelarnos ante la realidad, de encontrar un sentido incluso en el sufrimiento. La tarea de cada persona es encontrar o des-cubrir el potencial —pero concreto— sentido oculto en cada situación particular. Esto es, Frankl nos anima a que conformemos una fe incondicional en el sentido incondicional de la vida, que se sostenga reconociendo nuestra condición esencial en el cosmos, mediante un giro copernicano, aceptando que no somos nosotros los que preguntamos a la vida, sino que es ella la que nos cuestiona e interpela… A nosotros nos queda responder, ser responsables frente a sus cuestionamientos vitales, ir tras el sentido que espera ser des-cubierto. Porque a final de cuentas, el sentido de la vida no se crea ni se destruye, sólo se descubre y nos transforma…

10. Bibliografía

10.1. Obras de Viktor Frankl

10.1.1. Obras completas

Están en curso de publicación las obras completas (Gesammelte Werke) de este autor. Hasta ahora se han publicado 4 volúmenes:

Teilband 1: ...trotzdem Ja zum Leben sagen / Ausgewählte Briefe 1945-1949, herausgegeben von A. Batthyany, K. Biller, und E. Fizzotti, Böhlau, Wien 2005.

Teilband 2: Psychologie des Konzentrationslagers / Synchronisation in Birkenwald / Ausgewählte Texte 1945-1993, herausgegeben von A. Batthyany, K. Biller und E. Fizzotti. Böhlau, Wien 2006.

Teilband 3: Die Psychotherapie in der Praxis / Und ausgewählte Texte über angewandte Psychotherapie, herausgegeben von A. Batthyany, K. Biller und E. Fizzotti. Böhlau, Wien 2008.

Teilband 4: Ärztliche Seelsorge. Grundlagen der Logotherapie und Existenzanalyse Und Vorarbeiten zu einer sinnorientierten Psychotherapie, herausgegeben von A. Batthyany, K. Biller und E. Fizzotti. Böhlau, Wien 2011.

10.1.2. Otras ediciones

Ein Psychologe erlebt das Konzentrationslager, Jugend und Volk, Viena 1946. (El hombre en busca de sentido).

Ärztliche Seelsorge, Franz Deuticke, Viena 1946. (Psicoanálisis y existencialismo).

Die Psychotherapie in der Praxis. Eine kasuistiche Einführung für Ärzte, Franz Deuticke, Viena 1947. (La Psicoterapia en la práctica médica).

Der unbedingte Mensch, Franz Deuticke, Viena 1949. (El hombre incondicionado. Lecciones Metaclínicas).

Homo Patiens: versuch einer Pathodizee, Plantin, Buenos Aires 1955. (Homo Patiens. Intento de una patodicea).

Das Menschenbild der Seelenheilkunde, Hippokrates-Verlag, Stuttgart 1959. (La idea psicológica del hombre).

Der Wille zum Sinn. Ausgewählte Vorträge über Logotherapie, Hans Huber, Berna 1982. (La voluntad de sentido. Conferencias escogidas sobre logoterapia).

Logotherapie und Existenzanalyse: Texte aus fünf Jahrzehnten, Piper, München 1987. (Logoterapia y análisis existencial: textos de cinco décadas).

Theorie und Therapie der Neurosen, Ernst Reinhardt, München 1987. (Teoría y terapia de las neurosis. Iniciación a la logoterapia y al análisis existencial).

10.2. Traducciones al español de las obras de Frankl

El hombre incondicionado. Lecciones Metaclínicas, trad. por J.M. Coco, Plantin, Buenos Aires 1955.

Homo Patiens. Intento de una patodicea, trad. por P.F. Valdés y A. von Ritter-Záhony, Plantin, Buenos Aires 1955.

Ante el vacío existencial. Hacia una humanización de la psicoterapia, 5ª. ed., Herder, Barcelona 1987.

La voluntad de sentido. Conferencias escogidas sobre logoterapia, (con una colaboración de Elisabeth Lukas), Herder, Barcelona 1988.

La psicoterapia y la dignidad de la existencia, Almagesto, Buenos Aires 1991.

Teoría y terapia de las neurosis. Iniciación a la logoterapia y el análisis existencial, Herder, Barcelona 1992.

Logoterapia y análisis existencial, Herder, Barcelona 19942.

El hombre en busca de sentido, prefacio de Gordon W. Allport, Herder, Barcelona 199517. [Frankl 1995a]

La psicoterapia al alcance de todos. Conferencias radiofónicas sobre terapéutica psíquica, Herder, Barcelona 19956. [Frankl 1995b]

La idea psicológica del hombre, Rialp, Madrid 19996. [Frankl 1999a]

La presencia ignorada de Dios. Psicoterapia y religión, Herder, Barcelona 199910. [Frankl 1999b]

El hombre doliente. Fundamentos antropológicos de la psicoterapia, 4ª. ed., Herder, Barcelona 20004. [Frankl 2000a]

Psicoanálisis y existencialismo. De la psicoterapia a la logoterapia, Breviarios, FCE, México 20002. [Frankl 2000b]

En el principio era el sentido. Reflexiones en torno al ser humano, Paidós, México 2001. [Frankl 2001a]

Psicoterapia y existencialismo. Escritos selectos sobre logoterapia, Herder, Barcelona 2001. [Frankl 2001b]

Sincronización en Birkenwald, San Pablo, Buenos Aires 2001. [Frankl 2001c]

Fundamentos y aplicaciones de la Logoterapia, Colección Noesis No. 15, San Pablo, Buenos Aires 2002. [Frankl 2002a]

Psicoterapia y humanismo. ¿Tiene un sentido la vida?, Breviarios, FCE, México 20022. [Frankl 2002b]

El hombre en busca de sentido último. El análisis existencial y la conciencia espiritual del ser humano, Paidós, México 2003. [Frankl 2003a]

La psicoterapia en la práctica médica. Una introducción casuística para médicos, Colección Noesis No. 5, San Pablo, Buenos Aires 20032. [Frankl 2003b]

Lo que no está escrito en mis libros. Memorias, Colección Noesis No. 9, San Pablo, Buenos Aires 20032. [Frankl 2003c]

El hombre en busca de sentido, edición y prólogo de José Benigno Freire (edición revisada y actualizada), Herder, Barcelona 2004.

Búsqueda de Dios y sentido de vida. Diálogo entre un teólogo y un psicólogo, (con Pinchas Lapide), Herder, Barcelona 2005.

Las raíces de la logoterapia. Escritos juveniles 1923-1942, recopilación y prólogo a cargo de Eugenio Fizzotti, Colección Noesis No. 20, San Pablo, Buenos Aires 2006.

Escritos de juventud. 1923-1942, Gabriele Vesely-Frankl (ed.), Herder, Barcelona 2007.

10.3. Estudios sobre Viktor Frankl

Bazzi, T. — Fizzotti, E., Guía de la logoterapia. Humanización de la psicoterapia, Herder, Barcelona 1989.

Domínguez Prieto, X.M. — Segura, J. — Barahona, A., Personalismo terapéutico. Frankl, Rogers y Girard, Colección Persona No. 14, Fundación Emmanuel Mounier, Salamanca 2005.

García Pintos, C., Viktor E. Frankl. La humanidad posible, Colección Sentido No. 7, LAG, México 2004.

—, Un hombre llamado Viktor, San Pablo, Buenos Aires 2007.

Klingberg, H. Jr., La llamada de la vida. La vida y la obra de Viktor Frankl, Océano, México 2002.

Längle, A., Viktor Frankl. Una biografía, Herder, Barcelona 2000.

Lukas, E., Viktor E. Frankl. El Sentido de la vida, Plataforma editorial, Barcelona 2008.

Miramontes, F., Encuentro y relación de Frankl, Allers y Schwarz en el surgimiento del análisis existencial y la logoterapia, Colección Sentido, LAG, México 2010.

—, Cronología concreta de la obra de Viktor Frankl, «Revista Mexicana de Logoterapia» 28 (2012-otoño).

Pareja, G., Viktor E. Frankl. Comunicación y resistencia, Premiá, México 1989.

Vial, W., La antropología de Viktor Frankl.. El dolor una puerta abierta, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 2000.

—, Viktor Frankl: aporte de Sentido a nuestra época, «Humanitas» (Chile) 40 (Octubre-Diciembre 2005). Versión web en http://humanitas.cl/html/biblioteca/articulos/543.html

10.4. Bibliografía adicional

Allers, R., Existencialismo y psiquiatría, Editorial Troquel, Buenos Aires 1963.

Allport, G.W., La personalidad. Su configuración y desarrollo, Herder, Barcelona 1968.

Bruzzone, D., Afinar la conciencia. Educación y búsqueda de sentido a partir de Viktor E. Frankl, Colección Noesis No. 31, San Pablo, Buenos Aires 2011.

—, Pedagogía de las alturas. Logoterapia y educación, Ediciones LAG, México 2008.

Guberman, M. — Pérez Soto, E., Diccionario de logoterapia, Editorial Lumen, Argentina 2005.

Fizzotti, E., De Freud a Frankl. Interrogantes sobre el vacío existencial, EUNSA, Pamplona 19812.

—, De Freud a Frankl: el nacimiento de la logoterapia. Guía teórico-práctica para quien busca el sentido de la vida, Ediciones LAG, México 2006.

Fabry, J., La búsqueda de significado, LAG, México 2003.

Fabry, J. — Lukas, E., Tras las huellas del logos. Correspondencia con Viktor E. Frankl, San Pablo, Colección Noesis No. 8, Buenos Aires 2002.

Freire, J. B., El humanismo de la logoterapia de Viktor Frankl, EUNSA, Pamplona 2002.

Lukas, E., Psicología Espiritual. Manantiales de vida plena de sentido, Colección Noesis No. 14, San Pablo, Buenos Aires 2001.

—, Psicoterapia en dignidad. Apoyo para la vida con orientación hacia el sentido según Viktor E. Frankl, Colección Noesis No. 4, San Pablo, Buenos Aires 1994.

—,. También tu sufrimiento tiene sentido. Alivio en la crisis a través de la logoterapia, 1ª. reimpr., Colección Sentido No. 1, LAG, México 2002.

—, También tu vida tiene sentido. Logoterapia y salud mental, Colección Sentido No. 4, LAG, México 2003

—, Una vida fascinante. En la tensión entre ser y deber ser, Colección Noesis No. 1, San Pablo, Buenos Aires 2005.

Llambías de Azevedo, J., Max Scheler. Exposición sistemática y evolutiva de su filosofía con algunas críticas y anticríticas, Nova, Buenos Aires 1966.

Martinez, Y. A. — Signorelli, S., Perspectivas en psicoterapia existencial. Una mirada retrospectiva y actual, Colección Sentido, LAG, México 2011.

May, R. Psicología Existencial, Paidós, Buenos Aires 1963.

Torrelló, J.B., Psicología abierta, Rialp, Madrid 1972.

Von Gebsattel, V. E., Imago hominis. Contribuciones a una antropología de la personalidad, Gredos, Madrid 1969.

Yalom, I., Psicoterapia existencial, Herder, Barcelona 1984.

11. Recursos en internet

Viktor Frankl Institute (Viena): http://www.univie.ac.at/logotherapy/

Asociación Iberoamericana de Logoterapia: http://www.asil.com.ar

Logoforo dedicado a la Logoterapia y Análisis Existencial de Viktor Frankl y a la Psicoterapia Existencial Humanista: http://www.logoforo.com

Viktor Frankl a la mujer y al hombre de hoy: https://www.madurezpsicologica.com/2021/09/viktor-frankl-mujer-y-hombre-de-hoy.html

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