Philosophica
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VERSIÓN DE ARCHIVO 2009


Francis Hutcheson

Francis Hutcheson: © The Hunterian Museum and Art Gallery

Autor: María Elton Bulnes

Francis Hutcheson es considerado por muchos estudiosos de la filosofía moderna como el padre de la Ilustración Escocesa. Su pensamiento influyó sobre el pensamiento de las grandes figuras de ese período —David Hume, Adam Smith y Thomas Reid—, y también en el resto de Europa y en Norte América. Como Shaftesbury y otros filósofos neo-estoicos, consideraba que la filosofía no es un mero ejercicio teórico, sino que tiene principalmente una función práctica. De acuerdo con esa inspiración, su pensamiento es esencialmente una fundamentación de la vida virtuosa, la cual conduce a una participación en la vida pública basada en disposiciones sociales del hombre, en la fe en un Dios benevolente y en la armonía del universo. Su filosofía encierra también una crítica a la concepción pesimista de la naturaleza humana propia de la concepción de la moralidad y la justicia del siglo XVII, la cual fue influida por la teología y la jurisprudencia protestante.

1. Vida y obras

Francis Hutcheson (1694–1746) nació en Armagh, Irlanda. Era nieto de Alexander Hutcheson, escocés, el cual había emigrado al norte de Irlanda con muchos otros compatriotas a raíz de la colonización de Ulster por Jaime I. Su padre fue John Hutcheson. Tanto su abuelo como su padre fueron ministros de la Iglesia Presbiteriana. Su primera educación la recibió en una escuela de disidentes en el condado de su abuelo. Disidentes eran aquellos que no querían asistir a instituciones educativas de la Iglesia de Inglaterra, como era el caso de los presbiterianos escoceses. En esa escuela adquirió las bases de su formación clásica. A los catorce años se incorporó a una academia de disidentes para continuar con su educación superior, la cual contaba con profesores de gran reputación filosófica. Allí estudió a los clásicos, filosofía escolástica y probablemente teología. Sobresalió por sus rápidos progresos y por su buen carácter. A los diecisiete años, en 1711, se matriculó en la Universidad de Glasgow, en Escocia, donde la mayoría de sus profesores habían sido tomados hasta ahora del clero de las parroquias de la Iglesia de Escocia, presbiteriana, los cuales se destacaban más por su ortodoxia y celo que por su talento y habilidad literaria. Sin embargo, precisamente cuando Hutcheson llegó a Glasgow, se iniciaba un mejoramiento del profesorado universitario al cual más tarde contribuyó él mismo y sus amigos. Debido a este inicio de renovación académica, al momento de matricularse Hutcheson en esa universidad, el cuerpo de profesores era representativo de viejas y nuevas tendencias. Entre los nuevos estaba Gershom Carmichael, al cual se le atribuye generalmente una importante influencia sobre Hutcheson, aunque era cartesiano y este último criticó fuertemente el cartesianismo de Samuel Clarke. Sin embargo Hutcheson coincidía con Carmichael en temas jurisprudenciales. Se encontraba también John Simpson, profesor de Teología, que destacaba por su cultura y erudición, y por ser liberal con respecto a la ortodoxia presbiteriana, lo que le acarreó la acusación de herejía.

La posición de Simpson contra ciertas doctrinas de la “Confesión de Westminster” (1647) —declaración de la fe calvinista que predominaba en la Iglesia de Escocia en esos tiempos—, tuvo un gran ascendiente en Hutcheson. De acuerdo con esas ideas renovadas, fue moderando sus ideas teológicas, las cuales, a su vez, influyeron en su filosofía. En síntesis, la Confesión de Westminster afirmaba que, debido al estado de corrupción en que se encontraba la naturaleza humana después del pecado original, el hombre obraba bien sólo a partir de una gracia irresistible, por lo que la salvación era independiente de toda elección personal. Contra este rigorismo teológico sustentado por el oficialismo eclesiástico de Escocia, se habría camino poco a poco una opinión según la cual las principales verdades de la religión cristiana podían ser objeto de una investigación racional. Se formaron entonces dos facciones, los moderados y los episcopales. Hutcheson simpatizaba con los primeros, defendiendo los intereses de la filosofía dentro de la Iglesia y dentro de toda la cultura escocesa. Así, mientras estudiaba bajo la autoridad de Simpson, Hutcheson fue formando sus opiniones filosóficas y teológicas. Contra el escolasticismo reformado de Carmichael, que basaba la obligación moral en la obediencia a la ley de Dios, Hutcheson encontrará el fundamento de esa obligación en facultades de la naturaleza humana, las cuales son, a su vez, una manifestación de la providencia divina, que orienta al hombre a ciertos fines por medio de ellas.

Terminados sus estudios superiores, Hutcheson regresó a Irlanda. No hay información precisa acerca de su vida entre 1717 y 1719. Se sabe sin embargo que a su vuelta a Irlanda quería entrar como ministro en la Iglesia Presbiteriana, pero que no fue autorizado para comenzar su noviciado hasta 1719, debido a la crisis interna del presbiterianismo irlandés, dentro del cual debatían, por una parte, los antiguos calvinistas, entre los que se encontraba John Hutcheson, su padre, y, por otra parte,clérigos que venían con nuevas ideas después de haber estudiado en universidades de la Europa continental, ideas que Francis Hutcheson compartía después de haber sido alumno de Simpson. En esos años Hutcheson comenzó a formar y a difundir sus propias opiniones filosóficas. Poco antes, en Glasgow, había criticado las pruebas a priori de la existencia de Dios de Samuel Clarke, teólogo y filósofo inglés, por medio de cartas enviadas al mismo autor. En ellas alegaba, como lo haría Kant más tarde, que era un riesgo aplicar la demostración en una esfera en la cual ese método es inadmisible, poniendo así en duda tanto el método como las conclusiones de Clarke, cuyas obras eran muy discutidas en el ámbito de la teología de esa época. Se oponía así a los moralistas racionalistas y al cartesianismo.

La clerecía presbiteriana de Dublín lo invitó en esos años para abrir una Academia de disidentes en esa ciudad, en la cual se encontró con un buen número de personas interesadas en la investigación filosófica, lo que dio un fuerte impulso al desarrollo de su propio pensamiento. Entre los participantes de la Academia hizo especial amistad con Lord Molesworth, quien lo introdujo en las obras de Locke y Shaftesbury, abriéndole así una nueva perspectiva, la de la “nueva filosofía”, que lo llevó a dejar de lado el escolasticismo académico en el que se había encontrado inmerso hasta ese momento. Con este nuevo estímulo escribió su primera gran obra, An Inquiry into the Original of our Ideas of Beauty and Virtue, que apareció publicada en 1725, con la cual se hizo muy popular, y por la cual recibió también fuertes criticas. Entre estas últimas destacan las de Gilbert Burnet, quien representaba la opinión racionalista de Samuel Clarke, y con quien entró en un debate a través de cartas publicadas en el London Journal;y las de John Clarke, quien asumía la opinión de los moralistas egoístas, los cuales proponían que el amor a sí mismo es el principio fundamental de toda moralidad. En 1728 aparece la segunda gran obra de Hutcheson, An Essay on the Nature and Conduct of the Passions and Affections, with Illustrations on the Moral Sense, en que recoge las discusiones con Gilber Burnet y John Clarke, y hace una serie de precisiones a su teoría del sentido moral, la cual adquiere así contornos más definidos.

A fines de 1729 fue elegido Profesor de Filosofía Moral de la Universidad de Glasgow, para suceder a Gershom Carmichael que acababa de morir. Se trasladó así a Glasgow en el otoño de 1730, llevándose consigo a la mayoría de sus alumnos de la Academia de Dublín. La influencia de Hutcheson como profesor en Glasgow fue enorme. En vez de limitar sus clases a un comentario oral en latín de algunos textos escolásticos, inauguró el nuevo método de dar clases en inglés. En la cátedra de Filosofía Moral de la que estaba encargado se enseñaban las siguientes materias: religión natural, ética, jurisprudencia y política. Al comienzo enseñaba las obras de Pufendorf y Carmichael, pero más tarde explicaba sus propias lecciones escritas con muchas digresiones y adiciones, todo lo cual constituyó en sustancia su gran obra System of Moral Philosophy, publicada póstumamente. Destaca también entre sus obras la clase magistral con la que se incorporó al claustro de profesores de la Universidad de Glasgow, titulada Inaugural Lecture on the Social Nature of Man.

Sus clases no sólo fueron novedosas por ser dictadas en inglés, sino también por las maneras del profesor. Tenía el hábito de caminar de un lado a otro mientras hablaba. Su modo agradable y su elocuencia atraían siempre la atención de sus oyentes. Cuando el tema se refería al valor de los deberes morales y de las virtudes, desplegaba una elocuencia ferviente, persuasiva e irresistible. Era uno de los profesores más atractivos de la Universidad. No se limitaba a enseñar filosofía, sino que buscaba moldear moralmente los caracteres de sus alumnos. Como discípulo de Shaftesbury, sus raptos de elocuencia eran en alabanza de lo noble y lo bello de una vida rectamente ordenada. Sus obras escritas, sin embargo, no tienen la fuerza de sus discursos orales, los cuales abrían nuevos horizontes a los estudiantes de Glasgow de esos días.

Francis Hutcheson participó también activamente en la actividad política de la Universidad de Glasgow, e incluso en su administración económica. La mayoría de los profesores confiaban en su experiencia del mundo y en sus conocimientos profesionales. Muy pronto después de su llegada a Glasgow comenzó a formar parte de diferentes comités universitarios: el comité de Biblioteca, el comité para hacer un catálogo bibliográfico, el comité para inspeccionar la propiedad del College al que estaba adscrito y otro para inspeccionar las tierras del College, etc. El Profesor de Filosofía Moral dejó también así su impronta en progresos materiales y en la instalación de la Universidad. Fue también un reformador de la disciplina y exigencias universitarias, enfrentándose con las autoridades para evitar favoritismos. La tensión que este enfrentamiento produjo se agravó porque el Presbiterio de la Iglesia de Glasgow lo había procesado debido a que sus enseñanzas contravenían las Confesiones de Westminster, siguiendo, según ellos, dos falsas doctrinas: una, que la norma de la bondad moral es la promoción de la felicidad de los otros; y otra, que podemos conocer el bien y el mal sin un previo conocimiento de Dios. Ese proceso suscitó los sentimientos más profundos de los alumnos en su defensa, los cuales comparecieron ante el Presbiterio haciendo una defensa oral y por escrito de su héroe. Hutcheson se propuso con Dunlop, un reformador de su partido, conseguir una mayoría de personas a favor de sus ideas en el Senado de la Universidad, y extender así su influencia a la enseñanza de la teología. Murió seis semanas después de haber obtenido el éxito de ese plan.

System of Moral Philosophy fue la obra más importante que escribió Hutcheson durante los años en que ocupó la cátedra de Filosofía Moral en la Universidad de Glasgow. Significa una maduración de su pensamiento con respecto a sus dos obras escritas en Dublín: Inquiry y Essay. Su publicación se dilató y finalmente fue una obra póstuma. En ese período escribió también algunos compendios que fueron publicados originalmente en latín, antes que System. Ellos fueron Metaphysicae Sinopsis y Philosophiae Moralis Institutio Compendiaria aparecidos en 1742, y Logicae Compendium publicado en 1756.

2. Contenidos principales de su filosofía moral

Para Francis Hutcheson un sistema de filosofía moral no es sólo una explicación intelectual de la moralidad, sino que compromete a toda la persona del que lo oye o estudia, haciéndola más armoniosa y moralmente más recta en sus relaciones con los demás. Considera que la instrucción moral tiene como fin la cultura del corazón. Si esos efectos benéficos no se producen, hay que sospechar algún defecto en el sistema mismo. Por esta característica, el sistema de filosofía moral tiene, en el pensamiento de Hutcheson, la índole de una enseñanza religiosa, o la índole de la filosofía moral de los antiguos que, según él, era esencialmente práctica. En este sentido Hutcheson se encuentra en las antípodas de Hume, que desarrolló una “ciencia” de la moral.

2.1. An Inquiry into the Original of Our Ideas of Beauty and Virtue

En esta obra desarrolla un sistema moral opuesto a la filosofía de Mandeville, muy difundida en su época. Si bien Hutcheson quería rescatar la índole moral de la filosofía de la antigüedad, rechazó, sin embargo, entre los antiguos, el sistema de Epicuro, por su materialismo y su ateísmo práctico —Epicuro pensaba que Dios existe pero separado y desinteresado de los asuntos humanos—, y por su hedonismo que pone al placer como el motivo principal de la acción. Thomas Hobbes y Bernard Mandeville eran los grandes representantes del epicureísmo moderno en tiempos de Hutcheson. Desde este punto de vista se entiende que el título de la primera edición de An Inquiry into the Original of Our Ideas of Beauty and Virtue tuviera el siguiente agregado: In which the principles of the late Earl of Shaftesbury are Explain’d and Defended against the Author of the Fable of the Bees: and the Ideas of Moral Good and Evil are establish’d, according to the Sentiments of the Ancient Moralists. With an Attempt to introduce a Mathematical Calculation in Subjects of Morality.

Esta obra se divide en dos tratados, uno sobre la belleza y el otro sobre la moral, y su principal cometido es establecer los fundamentos del conocimiento estético y ético. El primero comienza con una teoría sobre la percepción tomada de John Locke, según la cual todos los materiales del conocimiento racional provienen de la experiencia, entendida como algo puramente sensible. El hombre por tanto adquiere los materiales para su conocimiento ético y estético a través de ciertas percepciones características de cada tipo de saber. La estructura del conocimiento tanto estético como moral es semejante, y consiste en esencia en lo siguiente: nuestras ideas tienen su origen en nuestras percepciones y son recibidas por los sentidos; para percepciones diferentes tenemos sentidos diferentes; las percepciones se basan en ciertas cualidades de los objetos percibidos; y estas cualidades se pueden describir por medio de una máxima o fórmula.

De acuerdo con la estructura del conocimiento señalada, Hutcheson distingue en el saber estético su objeto, la belleza, consistente en la “apariencia” de las cosas que refleja una “forma interior” o “poder formador”. La belleza de las cosas es una forma o figura en que hay uniformidad en medio de la variedad, la cual no puede ser percibida por los sentidos normales, sino por un sentido especial, el sentido de la belleza. Extiende así la experiencia más allá de los confines de los cinco sentidos ordinarios. El sentido de la belleza es uno de los “sentidos internos”, entre los que se incluye también el “buen oído” o el “sentido de la armonía”.

La teoría general de la percepción desarrollada en el primer tratado de Inquiry establece las bases para desarrollar un argumento similar en el segundo, la teoría del sentido moral, que también pertenece a los sentidos internos, desarrollando así un nuevo tipo de experiencia sensible que ha sido quizá más controvertida que la experiencia estética, y gracias a la cual Hutcheson es más conocido, también por la influencia que esta teoría tuvo en David Hume y en Adam Smith.

En Inquiry, Hutcheson desarrolla su filosofía moral en controversia con Mandeville y en defensa de los principios establecidos por Shaftesbury. Mandeville considera que los principios morales son sólo una convención política basada en el amor a sí mismo —self-love— o interés por sí mismo —self-interest—. Sostiene una concepción semejante a los teólogos calvinistas que suscribían la Confesión de Westminster, según la cual la naturaleza humana está enteramente corrompida, aunque no considera la intervención determinante de la gracia divina en las acciones moralmente buenas del hombre como hace dicha teología, porque desarrolla sus ideas en relación con un mundo puramente natural. Shaftesbury en cambio enseña que los principios morales del hombre no son meras convenciones, sino que se encuentran en su naturaleza: son las afecciones sociales y el sentido moral. Hutcheson adopta en esencia la filosofía de Shaftesbury, pero prefiere los conceptos cristianos de “amor” como “benevolencia” para denominar las afecciones sociales. Siguiendo una estructura de conocimiento similar a la del primer tratado, en el segundo tratado distingue tres elementos: un objeto que son las afecciones benevolentes, un sentido especial que es el sentido moral, y una fórmula analítica para distinguir la cualidad moral de las afecciones, según si estas se orientan o no a conseguir “la mayor felicidad para el mayor número”.

Según la teoría de la percepción desarrollada en Inquiry, el hombre aprueba o desaprueba las acciones a realizar, por medio del sentido moral, el cual tiene por objeto las afecciones o disposiciones de quienes hacen esos actos, las cuales son benevolentes en la medida en que tiendan a la mayor felicidad para el mayor número de personas a través de esas acciones, finalidad que puede ser establecida por medio de un cálculo racional. El amor o benevolencia es pues un deseo racional o voluntad, porque lleva consigo una consideración de los intereses de los otros. La aprobación o desaprobación del sentido moral es una percepción sensible distinta de las demás percepciones sensibles, la cual es evidente, es decir se puede probar por la experiencia. La consideración de la cualidad de las acciones para satisfacer los intereses de los otros se realiza, según la primera edición de Inquiry, por un número de algoritmos matemáticos, los cuales, sin embargo, fueron omitidos en la cuarta edición, en que Hutcheson dice haber abandonado las expresiones matemáticas porque algunos las consideraban inútiles y desagradables. La felicidad de los otros que se pretende alcanzar por medio de las acciones morales es un bien natural consistente en último término en la virtud.

En los últimos capítulos de Inquiry encontramos consideraciones de orden político. Estas están en estrecha relación con su filosofía moral. Si la virtud es la forma más alta de felicidad, y se basa en la benevolencia, que es un deseo libre, la libertad es la idea política central. Sin embargo, debido a la corrupción de la naturaleza humana, las personas pueden no seguir el camino de la virtud. La política debe basarse entonces en los buenos resultados, no en las buenas intenciones, y el gobierno debe asentarse en la prudencia, no en las percepciones morales. La restricción de la libertad es entonces la cuestión política central.

2.2. An Essay on the Nature and Conduct of the Passions and Affections, with Illustrations on the Moral Sense

En Inquiry y en la obra que publicó tres años después, An Essay on the Nature and Conduct of the Passions and Affections, with Illustrations on the Moral Sense, Hutcheson desarrolló una de las filosofías morales más originales y extendidas durante el siglo XVIII. Fueron traducidas a varios idiomas y tuvieron una amplia influencia en Inglaterra, Europa continental y América, durante ese siglo. An Essay, como Inquiry, está dividida también en dos tratados. La primera sección del segundo tratado de Inquiry, acerca del sentido moral, es presupuesta en An Essay, en la cual se intenta profundizar en su importancia y en sus argumentos.

Durante los tres años que separan Inquiry y An Essay with Illustration, Hutcheson llegó a ser muy conocido y muy criticado por esa, su primera obra. Ya en 1725 había entrado en debate con Gilbert Burnet, a través de cartas que se publicaron en el London Journal,las cuales se referían a los contenidos de Inquiry. Esa discusión lo llevó a profundizar en su propia filosofía, y a escribir el segundo tratado—An Essay, Illustration on the Moral Sense. El primer tratado de esa obra es una respuesta a la crítica que le hizo John Clarke y el segundo es una defensa contra la crítica que le hizo Gilber Burnet, ambos a propósito de Inquiry.

La crítica que hace Burnet a la filosofía del sentido moral de Hutcheson es, en suma, la siguiente: ¿Cómo sabemos si el sentido moral se equivoca o se engaña?Que sus percepciones vayan acompañadas de placer no significa que sean verdaderas. Sólo la razón puede establecer si sus juicios son verdaderos o no. La razón es pues equivalente al sentido interno por medio del cual, según Hutcheson, juzgamos acerca de la moralidad de las acciones. Una vez que sabemos por medio de la razón que un acto determinado es realmente bueno, entonces nos complacemos en sus cualidades intrínsecas. Por medio de esta críticaHutcheson se vio enfrentado al racionalismo de Samuel Clarke, según el cual la moralidad se basa en la idoneidad de las cosas que, a su vez, puede ser conocida por la razón. La obligación y los deberes morales nacen de las relaciones eternas entre las cosas y sus fines, las cuales forman un sistema tan cierto como las matemáticas y, como estas últimas, se distinguen a través de la razón.

Hutcheson desarrolla en Illustrationsciertos argumentos en contra de Burnet y critica la poca claridad y coherencia de su terminología. Entre esos argumentos destaca la distinción que hace, siguiendo a Grotius, entre razones estimulantes —exciting reasons—y razones justificadoras —justifying reasons—. Ninguno de los dos tipos de razones es adecuado a la razón tal como es concebida por Samuel Clarke y Burnet, porque en el razonamiento moral, la racionalidad —reasonableness—, es práctica y tiene numerosos fines. Algunos fines pueden ser más “idóneos” y “racionales” que otros, pero nosotros reconocemos esos fines a través de nuestros intereses prácticos y distinguimos entre fines que compiten entre sí. Hutcheson afirma que no hay razones estimulantes previas a las afecciones. Lo que consideramos razones para actuar presuponen afecciones y deseos o son meras razones justificadoras. El razonamiento moral es práctico y particular, y varía de un agente a otro, por lo que no puede ser deducido de razones eternas e inmutables. Los fines morales son señalados por medio del sentido moral, y las acciones que tienden a su realización pueden ser sólo justificadas por la razón. Esta última no puede ser nunca el origen del conocimiento de un fin moral.

En la misma obra Hutcheson discute con William Wollaston, siguiendo la misma estrategia. Wollaston establece que las acciones tienen significado —significancy—, es decir pueden ser verdaderas o falsas. Si son verdaderas son moralmente buenas y vice—versa. Hay por tanto una correspondencia entre lo verdadero y lo moralmente bueno y lo falso y lo moralmente malo. Hutcheson contraargumenta haciendo una distinción entre la verdad lógica y la verdad moral. Muchas verdades y falsedades lógicas no son verdades y falsedades morales. Las acciones que sin intención impiden la verdad, raramente son consideradas malas: pueden ser falsas lógicamente, pero no moralmente. A menudo las falsas ideas coinciden con el mal moral, pero son malas no porque sean falsas sino porque así lo indica el sentido moral.

Esto no significa que Hutcheson considere que la moral es el producto de reacciones meramente espontáneas. Aunque los hombres no somos capaces de conocer las relaciones morales eternas según la idoneidad de las cosas, somos sin embargo capaces de un conocimiento exacto de la ley natural y las leyes civiles, el cual surge de principios naturales personales en la medida en que el hombre interactúa socialmente, y no deriva lógicamente de relaciones eternas y abstractas acerca de la naturaleza humana. El sistema de los principios morales universales es inaccesible a la humanidad, pero podemos obtener cierto conocimiento acerca de ellos examinando nuestra naturaleza y su lugar en el mundo.

En el último capítulo de Illustrations, Hutcheson trata de establecer un equilibrio entre la tolerancia y la necesidad de creer en Dios y amarlo. Ciertamente que nuestro amor a Dios amplifica las afecciones sociales y refuerza la benevolencia. En consecuencia, las mejores manifestaciones de piedad son las afecciones sociales y las virtudes públicas. Pero no hay necesidad de conjeturar las creencias de los otros,ni hacer suposiciones acerca de su fe, para ampliar su perspectiva ética a través de una reflexión sobre los sistemas morales, cultivando así las pasiones calmadas, en las que se encuentra el origen de las acciones rectas.

El primer tratado de An Essay, por otra parte, es una respuesta a la crítica que hizo John Clarke a Inquiry, diciendo que la filosofía moral de Hutcheson se fundamenta en una psicología pobre, forzando a este último a formular una explicación de los deseos y sentimientos de una manera más precisa que lo que había hecho hasta ahora. A su vez tenía quemostrar cómo las pasiones se vinculan con el sentido moral, cosa que hace en Illustrations. En este primer tratado de An Essay, Hutcheson proporciona una teoría de las pasiones más consistente y convincente, refiriéndose a dos predecesores suyos: Mandeville y Shaftesbury. El primero había desarrollado una teoría acerca de las pasiones de índole epicúrea, basada en una concepción escéptica acerca de la naturaleza humana. Mandeville considera que el hombre no es más que un conjunto de pasiones egoístas que lo gobiernan por turno, quiéralo o no. Discutía con Shaftesbury, contemporáneo suyo, a quien consideraba un aristócrata optimista con poco conocimiento de la realidad de la naturaleza humana. En efecto este último, aunque defendía también la diversidad de la naturaleza humana, disminuía la importancia del interés por sí mismo —self-interest—, destacando a su vez en el hombre las afecciones sociales que combaten el egoísmo. Siguiendo a Cicerón y Marco Aurelio, Shaftesbury considera la virtud no como un artificio, como lo hace Mandeville, sino como una armonía intrínseca entre las distintas pasiones de la naturaleza humana, tal como lo hacían los estoicos. Mandeville desarrolla una psicología por medio de la cual muestra como podemos obtener diferentes tipos de placer a través de la interconexión entre vicio y virtud, en que la virtud sería producto del vicio. Para Mandeville, las virtudes son vicios disfrazados, por medio de los cuales el hombre tiende siempre a situaciones placenteras. Hutcheson contraargumenta afirmando que no podemos forzar un sentimiento con la finalidad de encontrar placer. Para él como para muchos filósofos modernos, las pasiones son centrales para la ética, pero pueden ser orientadas hacia el bien de la sociedad. Las pasiones más desagradables —como el fanatismo, la ira y el deseo de hacer daño—, surgen de intereses egoístas, que conducen a opiniones parciales desde las que se malinterpreta el bien público. Pero estas desaparecen cuando se comprende el bien del todo, es decir los designios providenciales de la creación divina, y el panorama de la condición futura de la humanidad. Estas opiniones generales refuerzan las pasiones calmadas que, Hutcheson identifica con sentimientos buenos moralmente.

2.3. On the Natural Sociability of Mankind

En la ceremonia en que Hutcheson fue admitido formalmente como Profesor de Filosofía Moral de la Universidad de Glasgow, en noviembre de 1730, pronunció una lección inaugural con el título On the Natural Sociability of Mankind. En ella Hutcheson presenta una visión alternativa de la naturaleza humana a la postulada por la teología presbiteriana. Según esta última, el estado actual de la humanidad es un estado de naturaleza caída y de pecado, que fue precedido por el estado de inocencia que gozaron nuestros primeros padres antes del pecado original, y seguida por el estado de gracia que culmina en la vida eterna. Contra los teólogos de la Reforma, Hutcheson establece que en el estado actual de la humanidad tiene vigencia todavía la naturaleza del estado de inocencia, aunque debilitada. La naturaleza de las cosas sólo puede ser entendida considerando su causa final, es decir aquella para lo cual fue originalmente concebida. La naturaleza humana fue creada para que los hombres pudieran vivir de acuerdo con su sensibilidad interna y sus deseos más excelentes. A esos principios ya se había referido en sus obras anteriores, son el sentido moral y las afecciones benevolentes. La debilidad e imperfección que encontramos en la naturaleza del hombre actualmente, no lo apartan o inhiben completamente de actuar según esos principios originales. Al contrario, todos esos deseos innatos luchan contra la debilidad de la naturaleza. La redefinición de la doctrina reformada sobre el estado de la naturaleza tiene para Hutcheson implicaciones jurídicas. No sólo Hobbes, sino también Pufendorf, han representado la condición humana actual de la manera más poco halagadora. Pufendorf ha descrito el estado de naturaleza como un estado de pobreza, debilidad y malicia. Hutcheson propone, para diferenciarse de esos pensadores, no seguir usando el término “estado de naturaleza”, por las connotaciones negativas que ha adquirido en ese iusnaturalismo.

2.4. A System of Moral Philosophy

La obra más larga y más ambiciosa de Hutcheson es A System of Moral Philosophy, de la cual se conserva el manuscrito, y que apareció después de su muerte debido a cierto retraso en su publicación. Consta de tres libros, en los cuales desarrolla su pensamiento más maduro, de acuerdo con el método seguido en sus obras anteriores, que consiste en dejar delado investigaciones acerca de las relaciones abstractas y eternas, convenientes e inconvenientes, entre las cosas, para analizar lo conocido con más inmediatez y obviedad por medio de la observación y la experiencia. Siguiendo el método que había tenido tanto éxito en la filosofía natural, Hutcheson estaba convencido de que un planteamiento sobre la moral no podía ser el resultado de grandes precisiones del razonamiento metafísico, sino el producto de una observación correcta sobre los distintos principios de los que somos conscientes en nuestro corazón, y de los cuales reconocemos su actuación en toda la especie humana. De acuerdo con esta metodología, en el primer libro hace una exposición de las diversas facultades de la mente humana, para explicar cómo la unidad entre ellas constituye al hombre como un ser moral. Por medio de este análisis el filósofo es capaz de distinguir los fines para los cuales han sido creadas las distintas partes de su constitución interna, con tanta evidencia como puede conocer los fines de los miembros de su cuerpo y de sus sentidos externos. El hombre tiene cierta evidencia de la existencia y perfecciones del Ser Supremo, lo que le lleva a tener también certeza de que la constitución moral de la especie humana es obra suya.

Después de estudiar la constitución moral del hombre, en la cual encontramos el origen de nuestras ideas acerca del bien y el mal morales, del sentido del deber o de la obligación moral, descubriendo así en que consiste la felicidad suprema de la especie humana; Hutcheson procede en el segundo libro de A System a deducir las leyes particulares de la naturaleza, o las reglas que hay que observar necesariamente para promover el bien general por medio de las relaciones entre unos y otros como miembros de la sociedad. El esquema elaborado en el libro primero forma así la base de la descripción más extensa de los derechos humanos que ha desarrollado Hutcheson en sus escritos. El libro III se refiere, por último, a las condiciones del gobierno conyugal, doméstico y civil, y al modo en que los maridos, padres y magistrados pueden contribuir a la mayor felicidad de la humanidad desde sus respectivas esferas de gobierno.

2.5. A Compend of Logic y A Synopsis of Metaphysics

Los compendios escritos en latín durante el ejercicio de la Cátedra de Filosofía Moral en Glasgow, A Compend of Logic y A Synopsis of Metaphysics, representan tratamientos sistemáticos de lógica, ontología y neumatología o ciencia del alma, considerados como textos indispensables para la instrucción de los estudiantes en el siglo XVIII. A pesar de la importancia temática de estos escritos, no han tenido mucha figuración en los estudios que se han hecho de la filosofía moral de Hutcheson. Esta aparente negligencia puede tener una explicación, por una parte, en el hecho de que hayan sido escritos en latín. Por otra parte, esos escritos tienen un carácter meramente derivativo, ya que pertenecen a una tradición de textos cuyo contenido son comentarios de los escritos de otros autores. Aunque aparecen en ellos algunos de los argumentos centrales de la filosofía de Hutcheson, como que las ideas provienen de los sentidos internos y la existencia de deseos calmados e instintos benevolentes en la naturaleza humana, la estructura de los libros y las cuestiones que trata de resolver provienen de textos asignados a los estudiantes por sus predecesores y contemporáneos en la universidad.

En el Compend of Logic, Hutcheson desarrolla la estructura del pensamiento humano a partir de la lógica de las ideas, que comparte con Locke, los lógicos de Port Royal y Le Clerc. Explica cómo son aprehendidas las ideas, cómo se forman los juicios a partir de una comparación entre ideas, y cómo se hacen las inferencias en el razonamiento o secuencia de juicios para evitar razonamientos falsos. Aunque la lógica de las ideas le proporcione la estructura de su pensamiento, la sustancia de su lógica está tomada de discusiones escolásticas sobre los términos empleados: proposiciones, reglas del silogismo y tópicos. Se trata de una combinación de la teoría de las ideas con una lógica escolástica o aristotélica, característica de John Loudon, predecesor de Hutcheson en la Universidad de Glasgow.

Es interesante para entender la filosofía de Hutcheson, la transformación que hace en este compendio de las ideas del intelecto puro en ideas de los sentidos internos. Siguiendo a Antoine Arnauld y Nicholas Malebranche, Luodon mantuvo que nuestras ideas de las cosas espirituales no se originan ni en la sensación ni en la imaginación, sino que pueden ser entendidas como ideas del intelecto puro inspiradas en el hombre directamente por Dios. Hutcheson empleará las ideas del intelecto puro de estos autores para comprender una cantidad más amplia de fenómenos mentales, como los juicios y razonamientos, las ideas abstractas, las ideas de cualidades primarias, las ideas de certeza y duda, de deseo y aversión, de virtud y vicio. Pero al contrario de Luodon, no encuentra el origen de estas ideas en una inspiración divina, sino que considera su surgimiento en la mente a partir de los sentidos internos.

A Synopsis of Metaphysics es de más significancia que el Compend of Logic para apreciar el pensamiento de Hutcheson, aunque no deja de ser una obra derivativa. Si Loudon basaba sus lecciones de metafísica en de Vries, Hutcheson critica en A Synopsisesa línea de pensamiento. Para de Vries el objeto de la ontología es el ser o la entidad de las cosas, siguiendo el pensamiento tradicional aristotélico. Para Hutcheson, por el contrario, el ser y sus modos hay que explicarlos a partir de la teoría las ideas. Considera la necesidad de ser cuidadosos en atribuir realidad a ciertos objetos de las ideas que pertenecen sólo a ideas o palabras, revisando entidades que de Vries considera metafísicas, y que están entre el ser y la nada, tales como las relaciones, los posibles y los entes de razón. Piensa que esas cosas son sólo ideas, y no tienen una correspondencia en objetos externos a la mente. Por otra parte, sus ideas de sensaciones internas, concomitantes, es decir que acompañan a percepciones de los sentidos externos, corresponden a objetos reales externos a la mente, siguiendo la teoría del conocimiento de Locke y oponiéndose al uso escéptico de la teoría de las ideas.

Examina en esta obra las principales divisiones del ser: independiente y dependiente; necesario y contingente; finito e infinito; substancia y accidente; causa y efecto. Respecto a esta última división, refiriéndose a la clasificación aristotélica de las causas, objeta la distinción entre causa material y causa formal, reduciéndolas a la causa eficiente. Deja lugar sin embargo a la causalidad final, que puede ser determinada por los sentidos externos o internos. Rechaza la posibilidad de una serie infinita de causas, y no encuentra lugar para la contingencia tanto en el mundo físico como en el mundo moral. Invoca la idea estoica de que todas las cosas, incluyendo las acciones humanas, han sido establecidas y previstas por el mismo Dios.

La segunda parte de A Synopsis está dedicada a la neumatología que, según de Vries y otros metafísicos modernos, consiste en el estudio de la mente, o del alma, o del espíritu. Demostrar que el alma o espíritu es distinta que el cuerpo, y que su inmaterialidad proporciona razones para creer en su inmortalidad, es parte importante de esa neumatología. Hutcheson repite esos argumentos a partir de la consciencia de sí misma, la simplicidad y la capacidad de acción del alma, en contraste con la irreflexión, la disgregación y la inercia de los cuerpos. Sin embargo, considera que para apreciar la naturaleza del alma hay que examinar, como en Locke, las distintas facultades de la mente, el entendimiento y la voluntad. El origen del entendimiento humano está en los sentidos, a partir de los cuales se producen lo que Locke denominó ideas de reflexión, y Hutcheson llama sensaciones internas. Distingue una serie de sentidos internos: el sentido de la belleza, el sentido moral, el sentido de la alabanza y el honor, el sentido de la originalidad de la armonía, de la imitación y del humor. Todos son innatos y deben ser reforzados por el hábito. La voluntad se identifica con un deseo calmado.

La tercera parte de A Synopsis se refiere a la teología natural. La benevolencia del Creador se manifiesta en la capacidad de la naturaleza humana para la virtud, y en la habilidad que tiene el hombre para reconocer la virtud por medio del sentido moral. La ontología y neumatología de Hutcheson termina en su teología natural y fundamenta, al menos en sus escritos en latín, su filosofía moral.

2.6. Philosophiae Moralis Institutio Compendaria, with A Short Introduction to Moral Philosophy

El otro compendio escrito por Hutcheson en latín es Philosophiae Moralis Institutio Compendaria, que ha sido traducido al inglés con el título A Short Introduction to Moral Philosophy. Dirigido a estudiantes universitarios, tuvo una amplia difusión en las universidades escocesas, en academias irlandesas e inglesas de disidentes, y en colleges americanos. Hutcheson tuvo dos objetivos al escribirlo: por una parte exponer una visión optimista de Dios, de la naturaleza humana, y de la armonía del universo; y por otra parte proporcionar a los estudiantes el conocimiento de la ley natural y de la ley civil requerido por el programa de la universidad. Respecto a este último objetivo, Hutcheson se encontraba en una posición difícil porque era un crítico profundo y severo del sistema de Pufendorf, el más importante e influyente del momento. En una carta al London Journal de 1724, Hutcheson hace una crítica del gran argumento de Pufendorf, según el cual la creencia en un Dios es verdadera porque es necesaria para la existencia de la sociedad. En On the Natural Sociability of Mankind, su clase inaugural en la Universidad de Glasgow de 1730, reprueba severamente a Pufendorf por su concepción pesimista del estado de naturaleza, según la cual asume que el hombre entra en sociedad sólo por salvaguardar ciertas ventajas externas, y por miedo a males externos, pero teniendo que oponerse a su naturaleza egoísta, que se manifiesta en afecciones y apetitos antisociales.

De officio hominis et civis de Pufendorf, un compendio de su De jure naturae et pentium, era el texto reglamentario para la enseñanza de la ley natural en las universidades protestantes. Hutcheson sigue de cerca el orden de la exposición de Pufendorf, pero modificando sus fundamentos morales. Toma las nociones jurídicasdel iusnaturalista, tales como ley de la naturaleza, la clasificación de los derechos, la adquisición y transferencia de la propiedad, los contratos, los juramentos, las obligaciones etc.; reemplazando la ética legalista implícita en ellas por su propia filosofía moral. Describe la naturaleza humana como básicamente sociable, capaz de virtud y felicidad. Manifiesta una gran influencia de los estoicos, especialmente Cicerón. Aunque la conexión en un mismo libro entre la ética del sentido moral de Hutcheson, fundamentalmente antilegalista, con la tradición iusnaturalista de Pufendorf, es problemática. El sentido moral percibe excelencia moral en acciones realizadas con intenciones benevolentes, mientras que las acciones interesadas realizadas por la ley, según el esquema de Pufendorf, se originan en el amor a sí mismo —self-love—. Hutcheson trata de salir de ese impasse tanto en Institutio como en A System, dando cabida a ciertas acciones interesadas que pueden ser consideradas indiferentes desde el punto de vista moral. La existencia del sentido moral nos lleva al descubrimiento de un Dios que tiene las mismas afecciones benevolentes hacia los hombres, que desea el bien común del sistema de la humanidad, y que permite acciones realizadas por amor a sí mismo cuando contribuyen al bien de esa totalidad y son garantizadas por la ley.

3. Hutcheson y la teoría ética contemporánea

Francis Hutcheson ha sido leído por la filosofía analítica contemporánea en el mismo espíritu que David Hume, es decir como un precursor del anticognitivismo ético y como quien puso los cimientos delemotivismo moral. Sin embargo, la descripción no cognitivista de los juicios morales de Hutcheson difiere significativamente del emotivismo de Ayer. Hacer juicios morales es, para Hutcheson, hacer algo más que expresar emociones. En A System distingue entre razones justificadoras —justifying reasons— y razones estimulantes —excitings reasons— de los juicios morales, y las primeras son necesarias para la aprobación moral. Las razones estimulantes suponen instintos y afecciones, mientras que las razones justificadoras suponen el sentido moral, que es una facultad de conocimiento. En cada acción moral se desea un fin, el bien del todo, y la acción es justificada por el sentido moral según su moralidad, es decir De acuerdo con su capacidad para alcanzar ese fin, lo cual es considerado por la razón. Según Ayer, en cambio, los juicios morales no tienen ninguna validez objetiva. Desde 1950 en adelante se ha desarrollado una interesante discusión acerca del posible cognotivismo o emotivismo de Hutcheson, en autores como William T. Blackstone, Stephen Darwall, Jeffrey Edwards, William Frankena, Knud Haakonssen, Henning Jensen, Wolfang Leidhold, James Moore, David Fate Norton, Elmer Sprague, J. Martin Stafford, Robert M. Stewart, Mark Philip Strasser, y Kenneth Winkler.

Por otra parte, la máxima establecida por Hutcheson en Inquiry, según la cual la mejor acción es aquella que procura la mayor felicidad para el mayor número, ha llegado a ser la frase central del utilitarismo. Jeremy Bentham la ha llamado “principio de utilidad”. Sin embargo, para una comparación entre Hutcheson y el utilitarismo, hay que tener en cuenta que para este último la felicidad es un bien natural que consiste en cualidades morales. Para Hutcheson la mayor felicidad no se encuentra en la riqueza ni en los placeres externos, sino en la virtud.

4. Bibliografía

4.1. Obras de Francis Hutcheson

An Inquiry into the Original of Our Ideas of Beauty and Virtue, edited and with an Introduction by Wolfang Leidhold, Liberty Fund, Indianapolis 2004.

An Essay on the Nature and Conduct of the Passions and Affections, with Illustrations on the Moral Sense, edited and with an Introduction by Aaron Garret, Liberty Fund, Indianapolis 2002.

British Moralists, being Selections from Writers principally of the Eighteenth Century, vol 1. Edited with an Introduction and analytical Index by L.A. Shelby-Bigge, Clarendon Press, Oxford 1897.

Logic, Metaphysics, and the Natural Sociability of Mankind, edited by James Moore and Michael Silverthorne, Liberty Fund, Indianapolis 2006.

On Human Nature. Reflections on our common systems of morality. On the social nature ofman. Edited by Thomas Mautner, Cambridge University Press, Cambridge 1993.

Philosophiae Moralis Institutio Compendaria with A Short Introduction to Moral Philosophy, edited and with an Introduction by Luigi Turco, Liberty Fund, Indianapolis 2007.

A System on Moral Philosophy: in two volumes, Continuum, New York 2005.

4.2. Obras importantes sobre Francis Hutcheson

Blackstone, W. T., Francis Hutcheson and Contemporary Ethical Theory, University of Georgia Press, Athens (GA, USA) 1965.

Edwards, J., Hutcheson’s Sentimentalist Deontology? «The Journal of Scottish Philosophy» 4 (1) 2006, pp. 17-36.

Elton, M., Moral Sense and Natural Reason, «The Review of Metaphysics» 62 (September 2008), pp. 79-110.

—, La racionalidad práctica en Hutcheson, «Anuario Filosófico» XLII/1 (2009), pp. 35-64.

Fowler, Th., Shaftesbury and Hutcheson, Sampson, Low, Marston, Searle, & Rivington, London 1882.

Frankena, W., Hutcheson’s Moral Sense Theory, «Journal of the History of Ideas» 16 (1955), pp. 356-375.

Gill, M. B., Nature and Association in the Moral Theory of Francis Hutcheson, «History of Philosophy Quarterly» 12, 3 (July 1995), pp. 281-301.

Jensen, H., Motivation and the Moral Sense in Francis Hutcheson’s Ethical Theory, Nijhoff, The Hague 1971.

Leidhold, W., Ethik und Politik bei Francis Hutcheson, Alber, Freiburg 1985.

MacIntyre, A., Justicia y racionalidad, Eiunsa, Barcelona 1994.

Marcus Aurelius Antoninus, The Meditations of the Emperor Marcus Aurelius Antoninus, translation by Francis Hutcheson and James Moor. Edited and with an Introduction by James Moore and Michael Silverthorne, Liberty Fund, Indianapolis 2008.

Moore, J., The Two Systems of Francis Hutcheson, en Stewart, M.A., Studies in the Philosophy of the Scottish Enlightenment, Clarendon Press, Oxford 2000, pp. 39-41.

Norton, D. F., Hutcheson’s Moral Realism, «Journal of the History of Philosophy» 23 (1985), pp. 397-418.

Scott, W. R., Francis Hutcheson: His Life, Teaching and Position in the History of Philosophy, Cambridge University Press, Cambridge 1900.

Sprague, E., Francis Hutcheson and the Moral Sense, «Journal of Philosophy» 51 (1954), pp. 794-800.

Stafford, J. M., Hutcheson, Hume, and the Ontology of Morals, «Journal of Value Inquiry» 19 (1985), pp. 133-151.

Stewart, R. M., John Clarke and Francis Hutcheson on Self-Love and Moral Motivation, «Journal of the History of Philosophy» 20 (1982), pp. 261-278.

Strasser, M. P., Francis Hutcheson’s Moral Theory: Its Form and Utility, Longwood Academic, Wolfeboro (N.H., USA) 1990.

—, Hutcheson on the Higher and Lower Pleasures, «Journal of the History of Philosophy» 25 (1987), pp. 517-531.

Winkler, K. P., Hutcheson’s Alleged Moral Realism, «Journal of the History of Philosophy» 23 (1985), pp. 179-194.

5. Recursos online

The Online Library of Liberty. A project of Liberty Fund, Inc.: http://oll.libertyfund.org/ (Allí se encuentran las obras de Francis Hutcheson publicadas por esta editorial).

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Elton Bulnes, María, Francis Hutcheson, en Fernández Labastida, Francisco – Mercado, Juan Andrés (editores), Philosophica: Enciclopedia filosófica on line, URL: http://www.philosophica.info/archivo/2009/voces/hutcheson/Hutcheson.html

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